Las legiones, como manda la historia, conquistaron Carabantius (Carabanzo, el pueblo lenense donde el Festival Astur-Romano celebró ayer su duodécima edición) después de caer derrotados el pasado año.

Fue un hecho que alteró el curso de la historia y que este año no volvió a repetirse. El pueblo astur volvió a caer frente al Imperio, que no dio opción a las huestes lideradas por el druida Nisarius.

Este año, en la recreación de la gran batalla hubo unos 300 participantes, procedentes de Asturias, de Cantabria, Lugo y León (Astorga y Cacabelos). La afluencia de público fue aumentado por momentos. Cuando los astures y los romanos formaron, ya había mucha expectación. "Esta fiesta tiene gran interés, habría que promocionarla aún más", exponían la gijonesa Delia Rodríguez y la mierense Gema Villagrá. Para Mario Randazzo, italiano -iba con los romanos- era su primera vez. "Llegamos hace dos días a Asturias y buscábamos fiestas típicas".

El desfile imperial arrancó con el César Augusto y Publio Carisio. Los astures contaban al druida Nisarius como cabecilla: invocó a los dioses a pesar de que sus presagios no eran del todo buenos. Vaticinaba un duelo complicado pero tenía la esperanza de que "el pueblo fuera libre". En ese momento, los bravos astures aparecieron en el campo de batalla. Sus guerreros, con muchas mujeres, llegaron con paso firme. No tenían intención de dar tregua a los romanos, cuya presencia en formación intimidó a los astures y al propio público, que se puso de parte de las tribus. "Fuera romanos", gritó una asistente.

Tras medir sus fuerzas con espectaculares duelos individuales, los astures fueron a por todas, pero los legionarios no perdieron el orden. La votación popular del año pasado dio la victoria a los astures. Pero en esta edición la historia volvió a escribirse tal y como fue. Al final, solo los romanos seguían en pie.