"Llevo viniendo a la baxá del santu toda la vida y no recuerdo un día sin sol", asegura Jovita Acebal Montesquín, saregana de 92 años y componente de la familia propietaria de los terrenos que rodean la capilla de San Pedrín, en Sariego donde ayer, como cada tercer domingo de agosto, y como siempre bajo el sol, la tradicional "baxá del santu" marcó el comienzo de las fiestas de San Pedrín de La Cueva.

"Las costaleras se han vestido en mi casa, todo el mundo viene a mi casa hoy y me encanta", apunta Acebal mientras baja, despacio aunque con alegría, el estrecho camino por el que pasa la procesión que lleva a San Pedrín hasta la cueva natural donde se celebra, íntegramente en asturiano, la misa en honor del santo saregano. El evento fue reconocido en 2000 como fiesta de interés turístico regional.

A las doce menos cuarto del mediodía, con el sol en lo alto y mucho calor, las gaitas ya ponían banda sonora a una de las fiestas más asturianas del Principado. Dos petardos explotaban en el aire, asustando a los más pequeños y marcando la esperada señal de salida de la procesión. Sonrientes y visiblemente emocionadas, las cuatro mujeres que este año asumen el papel de costaleras de San Pedrín salen desde la casi diminuta ermita de San Pedrín, guiadas por el sonido de las gaitas de la banda "Llariega" y seguidas por una multitud que no discrimina edades.

"Esto presta muchísimo, es la primera vez que vengo y, además, me han invitado a llevar al santo", cuenta la saregana Cristina Martínez, feliz pero nerviosa por si se caía y armaba "un destrozo". En las otras tres esquinas, portando la imagen de San Pedrín, van Cristina Menéndez, Rebeca Vega y Yaiza Rimada, mujeres ya veteranas de la fiesta. "Llevamos viniendo desde que éramos así", dice Rebeca Vega, situando su mano a apenas un palmo del suelo. El año pasado fueron los hombres los que tuvieron el honor de acompañar a San Pedrín hasta la cueva. Como dicta la tradición, se turnan cada año y éste les tocaba a las mujeres. "San Pedrín nun ye nada machista", bromea Yaiza Rimada.

Tras un paseo de no más de quince minutos, rodeados de la exuberante naturaleza de Narzana y prácticamente en silencio, los fieles y los curiosos que quisieron participar de la celebración llegaron a la cueva que alberga el rito desde 1973, cuando la capilla dejó de poder asumir el número de personas que se reunían cada año. "Esto atrae a más gente cada vez, si uno no se da prisa no tiene silla para sentarse", explica María José Fernández, natural de Sariego, de camino a la cueva. Y estaba en lo cierto, muchos tuvieron que escuchar la misa desde fuera.

Antes de comenzar el culto, cantado por el coro "Santiaguín", José Manuel Rodríguez, el sacerdote que lleva seis años oficiando el rito, confesaba que su bable es "de andar por casa": "Espero que nadie se sienta ofendido, porque a mí esto me presta mucho", apostilla. La misa de este año fue dedicada a la memoria de José María Fernández Antón, conocido como "Chema", presidente de la Asociación de Festejos de San Pedrín durante cuatro décadas y concejal de IU, fallecido el mes pasado. "Hizo mucho por esta fiesta y nosotros se lo agradeceremos eternamente", asegura la edil de Cultura del Ayuntamiento de Sariego, Elena Arias.

Pero San Pedrín de La Cueva no es solo un rito religioso y únicamente es el inicio de la fiesta. Sariego también acogió ayer una concentración de motos clásicas y un campeonato de tute y de parchís y quedan el XLIV Motocross Internacional -hoy, a las cinco de la tarde-, y entre otras actividades, mañana el desfile de carrozas.