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El nuevo arenal del Piles

Usuarios de la playa de San Lorenzo se benefician de un acúmulo de arena aguas arriba del puente, donde este verano se ha formado un solárium "muy tranquilo, perfecto para descansar"

Julio Escorihuela y Araceli Díaz haciéndose una foto en el cauce del río. ÁNGEL GONZÁLEZ

Gijón está lleno de secretos. Para todos aquellos que pensaban que la ciudad tenía tan solo tres arenales urbanos para tomar el sol -El Arbeyal, Poniente y San Lorenzo-, el río Piles les guardaba una sorpresa para este año: una playa desértica, aguas arriba del Puente del Piles, donde disfrutar al máximo y con "toda la tranquilidad del mundo". Así le parece a Lucía Silva, una ovetense que junto a sus hijas Aitana y Nayara ayer pasó buena parte de la mañana sin agobios en el nuevo solarium del centro urbano.

Un arenal propio de cualquier playa y agua cerca corriendo hacia el mar son los dos principales atractivos de una zona que este año le ha querido hacer sombra al Tostaderu, por ser "el lugar perfecto para relajarse y descansar", aseguraba Lucía Silva. Sin el peligro de las olas, sin afluencia de bañistas, con la misma arena fina de San Lorenzo -de hecho, es el mismo arenal, desplazado tierra adentro-, la ovetense sostiene que "se trata de una zona mucho más segura en la que puedes controlar mejor a los niños". Pequeñas que disfrutaban, igual que su madre, en su zona exclusiva, pero ellas en su caso chapoteando en los escasos centímetros de agua que aporta estos días el río a su paso.

Ángeles Álvarez, una cordobesa que pasa sus vacaciones en el norte de la península, también estaba ayer atraída por el nuevo arenal del Piles. Un río que a ella le parecía "mucho más limpio que la de la playa", ya que está libre de las "algas y suciedad" que arrastra la marea.

Por su parte, las gijonesas Claudia Muela y sus amigas Natalia Rodríguez y Ana Tejón, no lo ven tan claro. Ellas prefieren la otra parte del puente, la zona de siempre, la del Tostaderu, la que toda la vida han considerado la hamaca "ideal" para tomar el sol durante más horas sin ninguna sombra del Muro. A ellas que nadie les hable de frecuentar el baño en las aguas del Piles: "No nos metemos porque es un agua que está sucia", afirma Muela, quien, además, considera que "las personas que lo hacen no tienen cabeza".

Lo cierto es que los expertos aseguran que el agua del Piles se somete semanalmente a un análisis exhaustivo sobre su calidad y se detecta rápidamente si existe algún tipo de elemento que haga que el agua no sea adecuada para la zambullida de pequeños y mayores. "Siempre y cuando los resultados y las analíticas sean aceptables los usuarios se pueden bañar en esta zona", asevera Germán Flor. Este profesor de Geología, especializado en los últimos años en los devenires de San Lorenzo y la bahía, señala también la importancia de mantener a resguardo el Tostaderu, uno de los lugares más favoritos de los fieles a San Lorenzo. Por eso mismo, dice, le han querido hacer una zona hermana al otro lado del puente. Según Germán Flor, ese arenal no es fruto de la naturaleza, sino de la acción de las máquinas que han querido "conseguir hacer transitable el paso de la Playa al Piles", añade. Y algún día del verano -de los pocos de buen sol de esta temporada- en el rincón aguas arriba del Piles se han visto hasta sombrillas. Y paseantes, como Araceli Díaz y Julio Escorihuela. "A nosotros nos encanta pasear por el Piles porque, al estar al lado del parque de Isabel La Católica, nos cubren las sombras de los árboles; a veces, incluso, salimos andando por Viesques", sostiene estos encantados con el nuevo paseo del Piles.

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