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La frenética actividad de las orquestas asturianas en las noches de verbena

Merengue y reguetón, los reyes de la folixa

Los músicos encadenan miles de kilómetros para llevar a las romerías un repertorio confeccionado en invierno | "En Ibias nos dieron la noche pidiendo el 'Tractor amarillo'", cuentan

Una actuación de la orquesta "Pasito Show". LNE

Hasta 1.500 kilómetros rodando con el escenario de una a otra localidad llega a recorrer el compositor asturiano Julián Rabanal en un fin de semana de fiestas patronales como el que acaba de cerrar agosto. "Y eso no es nada en comparación con otros años: ahora nos hemos hecho un hueco más cerca de casa y viajamos menos, pero antes bajábamos a actuar incluso en las fallas de Valencia", explica el líder de " Pasito Show", que, además de haber compuesto alguna de las líricas del grupo, es quien dirige el rumbo del camión desplegable que se convierte en escenario para cada actuación.

La orquesta abarca toda la costa norte, desde Galicia hasta el País Vasco, y, en un solo fin de semana, anima buena parte de Castilla, con paradas en distintas localidades de Ávila o Valladolid, para volver, por fin, a Asturias. "Hasta nuestra familia se viene con nosotros de concierto cuando actuamos en la tierrina después de tantos días lejos de casa", explica Rabanal. Es la tónica general de las agrupaciones del Principado, que en verano se dedican a tiempo completo a la música y llegan a encadenar hasta 29 actuaciones consecutivas en los lugares más dispares.

Y, entre tanto viaje, no queda tiempo para ensayos. "Al tener un calendario tan completo, debemos conseguir que el día a día todo se organice lo más rápido posible", explica, por su parte, el teclista de " Versión Original", David López, "Caba", que desvela una de las claves para que su formación pueda sacar adelante cada concierto veraniego. "Casi no hemos tenido cambios de músicos en la orquesta; eso nos permite mantener el repertorio, pero siempre hay que añadir temas para actualizarlo, de lo que nos encargamos entre diciembre y mayo".

Así, la folixa veraniega entona sus primeras notas en invierno, y no sin dificultad. "No se puede cerrar el repertorio hasta abril, para poder incluir en él lo último que esté sonando... Porque la canción del verano ya no existe; ahora suenan ocho o nueve a la vez", advierte el percusionista de " Grupo Trapecio", Alfredo Fabrejas.

Acertar con las canciones que sonarán más fuerte durante los meses estivales requiere un trabajo previo de investigación que pasa por fijarse en la programación de la radio, en la música que suena en las discotecas y salas de baile o en lo que más escuchan los jóvenes en Spotify y Youtube. Pero, además, implica dejar siempre un hueco reservado para la intuición, la única que, en ocasiones, puede evitar echar a perder el trabajo de todo el invierno. "Cuando actuamos, siempre estamos pendientes del público para ver con qué música se sienten a gusto", explica Beatriz Rodríguez, vocalista de " Grupo Beatriz".

En este sentido, la localización geográfica es un aspecto clave porque "cada fiesta es un mundo", asegura "Caba". "En Cantabria, por ejemplo, son muy radicales: o se decantan por el pasodoble y la ranchera, o piden temas muy cañeros de Rosendo o "Los Suaves", el pop-rock nacional de siempre", explica.

En Asturias, la cosa se decanta más hacia el electro latino, el merengue y el reguetón, que, en el caso de "Versión Original", abarca el 80% de su repertorio. Pero siempre hay excepciones, lo que subraya la necesidad de atender a lo que acontece frente al escenario. "El otro día, en Ibias, me dieron la noche pidiéndome el "Tractor amarillo". Nos decían: '¿Qué ye que no sabéis la del tractor amarillo?' Y claro, al final tocó improvisar con el acordeón", recuerda, entre risas, Beatriz Rodríguez, que ha versionado centenares de canciones con su ya simbólico instrumento de viento.

Quienes también saben mucho de esto son los once integrantes de " Waykas Family", una formación de Cangas del Narcea que lleva más de cincuenta años sobre los escenarios. Como herencia de su padre, Ana Belén García, actual administradora de la orquesta, sabe que buena parte de la clave del éxito está en "adaptarnos siempre al público que nos está viendo". Y esto implica tener en cuenta que, mientras algunos clásicos permanecen, otros gustos musicales surgen con el paso de los años. "Antes, no estaba de moda incluir disc-jockeys en las fiestas de prao, pero hoy en día, como va tanta gente joven, los organizadores piensan que este tipo de música conecta más con ellos", explica el DJ Nacho Otero, de " DiscoAstur", que protagoniza unas ochenta verbenas al año en Asturias y León. "Actúo más entre mayo y octubre, pero también en invierno, porque se crearon fiestas fuera de temporada para que no parase nuestra actividad".

En temporada o fuera de ella, las orquestas, cada una con su estilo definitorio, son las responsables de poner sonido a la folixa en sus recorridos de punto a punto del mapa a bordo de un camión-escenario. Cargadas de luces, de un abultado repertorio de canciones y de la energía que solo genera el sentir la música en cuerpo y alma, estas formaciones sobre ruedas se han convertido ya en el "Tractor amarillo" de las noches de verbena, o sea: en un clásico que no pasa de moda.

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