Una de las grandes ventajas del Hípico es que hay espacio para todos. Como cada año, esta nueva edición del Concurso de Saltos Internacional Oficial (CSIO), celebrada en Las Mestas, acoge público de todas la edades. Una de las actividades lúdicas que mejor aceptación entre los más pequeños es el Poni-park, que recibe la visita de cientos de jóvenes que también quieren convertirse en jinetes por un día. Aguardan a que les toque su turno, muchos de ellos presos de los nervios previos a subirse por primera vez a los pequeños equinos. Mario Valenciano mira con detalle a los animales mientras espera excitado su momento. "Me gustan mucho los caballos porque son animales muy rápidos que saltan mucho y, además, son muy bonitos", aseguraba el pequeño Valenciano. "Ya puedes decirle a tus abuelos que has venido al Hípico y además, has montado en uno de los caballos", le decía su madre, Julia González. Jesús Padilla también poder presumir de haber dirigido "mi animal favorito". Lo que lamentaba Padilla, de tan solo cinco años, es "no poder tener un poni en casa, porque necesita muchos cuidados y mucho sitio para correr". La de ayer fue su primera vez encima del pequeño caballo, sin embargo, confía "en repetir pronto". El pequeño disfruta de unas vacaciones en Gijón junto a su familia. "Venimos desde Salamanca buscando las playas del norte y hemos aprovechado para venir a ver la hípica, que nunca la habíamos visto en directo", explicaba su padre Jorge Padilla.

En otros casos los pequeños jinetes ya tienen experiencia a lomos de los equinos. A sus ocho años Lucía Naya ya había subido antes a un poni. En su caso no le gustan solo los caballos, sino que disfruta mucho "de todos los animales". Uno de sus deseos es aprender a montar a caballo cuando sea un poco más mayor.

Los hermanos Jaime y Diego Hernández aspiran a poder participar algún día en un campeonato de hípica, aunque aún falten muchos años para ello ya que no pasan de los siete y once años. "Quiero poder montar a caballo y aprender a hacer saltos", afirmaba Jaime, el pequeño, que sí probó lo que es subir encima de un poni. A su hermano Diego se le quedan un poco pequeños: "Prefiero montar a caballo, que nunca lo he probado", manifestaba.

Lo que sí parece claro es que el Hípico va cogiendo fuerza entre el público menor y el relevo generacional es una realidad. Un ejemplo de ello es Adela Solís, que ayer visitaba el Hípico acompañada por su nieta Andrea Fuentes. "Yo llevo viniendo desde hace muchísimos años, es tradición ya pasar por aquí en verano. Pero este año es el primero que vengo con mi nieta y eso me hace especial ilusión", explicaba Solís, quien también añadía que "espero que podamos venír más años juntas porque es algo bonito y donde hay buen ambiente".

El éxito de la cita con la hípica entre los más pequeños es algo a lo que nadie encuentra explicación. "Tal vez sea por el ambiente tan familiar que se respira todos los años y porque viene gente de todas las edades y eso favorece que puedas venir con los críos", apuntaban Francisco Pérez y María Jiménez, quienes también disfrutaban de un jueves agradable en Las Mestas junto a su hija Lucía. "Además esto permite acercar este deporte a los más pequeños y el ambiente no tiene nada que ver con el del fútbol, por ejemplo", señalaba Pérez. El público joven también puede coger las riendas lo que demuestra que el relevo generacional está presente.