Algo tiene el cordero a la estaca de Celles (Siero) cuando todos los años reúne a medio millar de comensales para comerlo. Hay quien dice que es porque "se trata de una cita perfecta para disfrutar con la familia"; los hay que consideran que es la mejor opción para "terminar el año rodeado de amigos en torno a una mesa"; mientras otros muchos apelan a la "tradición de comerlo en las fiestas de Nuestra Señora del Rosario". Eso sí, al final, todos coinciden en que uno de los factores más a tener en cuenta es "que está buenísimo".

A juzgar por las sobras, tienen razón. Y es que del medio millar de raciones despachadas ayer por la comisión de festejos de la localidad sierense sólo quedaron los huesos. "Está tierno, jugoso y sabe a haberse hecho a la estaca. Está buenísimo", coincidían los comensales, cuchillo y tenedor en ristre.

¿El secreto? Según los cocineros no lo hay. Pero sí. "Lo adobamos un día antes y lo tenemos unas siete horas en la cruz, al fuego", desvela Sergio Rodríguez, uno de los muchos cocineros que ayer trabajó a destajo a cambio del disfrute de sus vecinos. "De momento todos los años hemos tenido suerte y nos ha salido rico", asegura el experto, que ayer comenzó los preparativos para el multitudinario convite a las seis de la mañana.

Al menos, tanto esfuerzo obtuvo premio: el de tener a todo un pueblo comiendo junto y, además, ensalzando la comida. "Está muy bueno, mejor que el año pasado". José Javier Pérez habla con conocimiento de causa. Y es que este vecino de La Figarona, es un habitual de la corderada de Celles. "Siempre que haya salud hay que venir", dijo a su lado la lugonense Isabel Crispín, en una jornada "para disfrutar de amigos, familia y allegados".

En el otro lado de la balanza, un grupo de jóvenes disfrutó de cuatro raciones de cordero que regaron, a diferencia de la mayoría que optó por la sidra o el vino, con cerveza. "Es que él es maestro cervecero", apuntó una de las comensales mientras señaló a Álvaro Pasco. Natural de León, Pasco disfrutó ayer por primera vez de la corderada. "Me mudé recientemente a vivir aquí, por lo que es la primera vez que venimos", concedió este joven, con gusto por el medio rural, que encuentra en la cita gastronómica "una buena excusa para conocer al vecindario. Siempre que haya fiesta y comida todo está muy bien".

Aunque dispersos por diferentes puntos de la geografía asturiana, la familia Suárez tiene sus orígenes en Celles, y su punto de encuentro en las fiestas de Nuestra Señora del Rosario, a la que nunca faltan. "Está todo muy bueno, como siempre, y si se disfruta en familia y con amigos, mejor", aseguran, mientras disfrutan de la jornada festiva: "Una vez al año no hace daño".

Además de folixa y fartura, durante el fin de semana las fiestas de Celles también tuvieron una vertiente solidaria. En este caso con los animales. "Hemos tenido un mercadillo solidario durante los días de fiesta con el fin de recaudar dinero para el cuidado de animales", explica Charo Vigil, activista, quien también destaca la labor informativa realizada en la localidad sierense. "Conciencia a la sociedad rural de la necesidad de cuidar a los animales es vital. Aquí lo vamos consiguiendo", asegura.

Las fiestas de Celles finalizan hoy con el reparto del bollo a los socios y colaboradores, que se celebrará a las 19.30 horas. A las 22.00 habrá verbena con el "Grupo Beatriz" y "Waikas Family". Previamente, a las 12.00, habrá una misa en el prao de la fiesta por los socios fallecidos.