La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Trump levanta un muro sobre el Muro para despedir el verano

El presidente de Estados Unidos interrumpe su agenda para cumplir su promesa electoral más controvertida en el Principado

42

Donald Trump en Gijón

A principios del verano, un gijonés registró en el Ayuntamiento la propuesta de construir una escultura de Donald Trump para limar asperezas. Si ese mismo ciudadano se hubiera dado un paseo por el Muro de San Lorenzo estos días, se habría llevado una mayúscula sorpresa: al final nada de estatua, el presidente de Estados Unidos estaba en su ciudad.

Pero no sólo esa persona se quedaría con la cara descompuesta. El resto de gijoneses que paseaban por el Muro de San Lorenzo también tuvieron que girar un par de veces la cabeza para comprobar que no estaban equivocados cuando vieron recorrer el flequillo rubio y republicano más famoso de la historia. Algunos, incluso, aprovecharon para sacar su teléfono móvil e inmortalizar el momento.

A pesar de los murmullos, el trajeado líder norteamericano no tenía tiempo para pararse a charlar. Al fin y al cabo es el hombre más poderoso sobre la tierra y otros asuntos menos relevantes que su paso por Asturias también necesitarán de su atención.

Con gesto convencido y seguro, se iba deslizando entre los sorprendidos gijoneses con sólo un objetivo: cumplir su promesa electoral más controvertida, la de construir un muro en la frontera sur del país. Aprovechando el final del verano, decidió dar vida a esa promesa en Gijón, en plena Escalerona.

Su trayectoria sólo se vio interrumpida en dos ocasiones. Trump dedicó unos segundos a alabar a un grupo callejero que interpretaba a "La Oreja de Van Gogh". Aquello de que el show debe continuar pase lo que pase era una premisa que la formación llevó hasta las últimas consecuencias. Ni siquiera con el mandatario de EEUU delante, cesaron en aquello de "cierra la puerta, ven y siéntate cerca, que tus ojos me cuentan que te han visto llorar".

La otra vez que pausó su decido caminar fue para debatir con un lugareño sobre su presencia en la ciudad. No sabemos si formaba parte de la avispada estrategia que sus asesores diseñaron específicamente para esta visita, o una improvisación del mandatario.

Un deslumbrado bañista, sentado en uno de los peldaños de la Escalerona, mantuvo un intercambio dialéctico con el más pródigo representante de la post-verdad. Y mientras el nada amedrentado gijonés hacía sus preguntas, Donald Trump como buen político daba las respuestas que mejor le parecían. Al menos, la masa de curiosos que había a su alrededor descubrieron también el sino de la comitiva presidencial. "¿Construir un muro... justo aquí?", preguntó el hombre. "Sí, aquí. Voy a construir mi muro sobre el Muro, que sé que aquí este tema lo controláis muy bien", respondió en un español americanizado donde el acento asturiano no se podía camuflar. ¿"Y para qué?", le interpelaron. "Para dar por concluido el verano", sentenció. Así que ese era el objetivo de la visita de Donald Trump a Gijón. Construir su muro sobre el Muro del paseo de San Lorenzo. Y todo para decir adiós al verano de Asturias.

Las clases de los colegios, institutos y facultades pronto volverán. Las estaciones de autobuses y de trenes volverán a llenarse. Atrás quedarán los meses en "El Paraíso" y volverán los atascos. Los becarios ya han abandonado la titularidad que otorga el periodo estival. Y los titulares ya han ocupado su espacio habitual en su puesto de trabajo, dispuestos a enfrentarse a un año más. Llegarán preocupados de que septiembre no les entierre el moreno de junio, julio o agosto, ni las promesas que se hicieron en la tumbona de un sitio de postal.

Podría uno preguntarse qué verano es el que despedimos en Asturias. ¿Ese en el que mientras toda España se asfixiaba en una ola de calor, aquí echábamos mano al paraguas? ¿Ése en el que mientras las playas del Mediterráneo estaban llenas, aquí los socorristas se partían la cara para evitar que incautos bañistas se jugaran la vida? ¿O ese en que la mínima de España se fabricaba aquí, con granizadas en Oviedo o en Grado? Ese el verano al que decimos adiós. Pero también al que nos ha dejado otro gran Descenso del Sella. Otro inolvidable Xiringüelu. El de otra Semana Grande. El de otro Carmín de la Pola. El del primer culín en el primer día de vacaciones. O el primer verano en 14 años en el que hemos querido saber en qué fecha caen los dos partidos que pararán toda la actividad en el Principado.

Porque el verano no es sólo calor. Es una actitud. Es la gente con la que estás. Unas circunstancias. Por eso y porque en realidad nuestro Trump no era el verdadero Trump y tampoco tenía ladrillos suficientes para levantar su muro.

Compartir el artículo

stats