Era un concierto de los que exigía remontada para no acabar en fracaso. El aguacero empezó una hora antes de que "Sidecars" saliera al escenario, y la noche cayó sin que aquello tuviera visos de parar, lo que sin duda habrá desanimado a más de uno a acercarse al Festival Metrópoli, siendo además lunes. Sin embargo, los madrileños no perdieron la fe y pusieron garra para ofrecer desde el escenario calor y energía a un público que empezó frío (y mojado), pero que acabó olvidándose de las nubes para entregarse a cantar y bailar con la banda en la recta final. El cantante, Juancho, se despidió asegurando que había sido uno de los mejores conciertos de la gira, desde luego fue una hazaña a la que no le faltó épica.

Diez años hace ya de su primer álbum, y su trayectoria es de las que forjan a una banda y consolidan un estilo. Poco a poco, conquistando plazas y sumando seguidores con canciones que configuran un repertorio en el que los éxitos empiezan a sonar a clásicos. La fórmula: un sonido cuidado y bien empastado y temas que saben aunar las formas de caminar del rock con lo pegadizo de las melodías pop. No es nada original, casi podemos decir que es un patrón del panorama musical nacional, pero precisamente por eso hay que hacerlo bien para ganarse un espacio propio. Sin duda, "Sidecars" lo tiene, y si algo se puede destacar es el acertado juego de guitarras, empeño por cuidar matices de percusión y esmero en dar forma a canciones que en los estribillos estallan como himnos con melodías expandidas por los coros. Como muestra: "Todos mis males", "Dinamita" o "Fuego cruzado". No todo es pop o rock (ni pop-rock), en temas como "Chavales de instituto" demuestran su facilidad para conjugar un inicio blues, virar al rock and roll y acabar por todo lo alto con maneras pop.

El concierto avanzaba, la lluvia seguía cayendo y "Sidecars" puso un plus de intensidad con "Polvorosa" al que respondieron las primeras filas. Sin embargo, no sería hasta "Fan de ti", uno de sus clásicos, cuando se produciría la conexión plena con la audiencia; el público despertó, rompió a cantar y no pararía hasta el final del concierto. Aún sonaron temas como "Amasijo de huesos", "Los amantes" o "Contra las cuerdas", que cerraría el repertorio. Fue algo más de una hora y media de concierto, pero ese tiempo le valió a "Sidecars" para demostrar enjundia y compromiso con lo que hace y convencer al público gijonés que, una vez más estuvo de diez antes las inclemencias meteorológicas. Los madrileños son cada vez menos el grupo del hermano de Leiva (aunque en su sonido resulta imposible no acordarse del ex Pereza), y están logrando quitarse la etiqueta a base de conciertos como el que ofrecieron el lunes en Metrópoli.