El arpa era un instrumento asociado a la aristocracia hasta que Alan Stivell la reinventó en la década de los setenta. Es más, ese músico bretón fue el que hizo que Josep María Ribelles, Paul Dooley y Fred Bougouin descubrieran ese instrumento que Stivell convirtió en popular. Los tres tocaron ayer en el Sol Celta y acercaron el sonido de sus cuerdas al público avilesino. Roberto Sanz esperaba en la calle del Sol al inicio del concierto. "Es una propuesta muy interesante y poco habitual, tengo mucha curiosidad", afirma Sanz. Adrián Sánchez es un apasionado de la historia y nada más ver ese instrumento le recordó que fue un símbolo de la independencia de Irlanda. También le transmite "serenidad".

El arpista Fred Bougouin defiende que con ese instrumento es el primero de cuerda de la historia: "Se hizo con un arco de caza, luego se mejoró". "Puedes tocar de todo, puedes hacer lo mismo que con una guitarra", señala el músico francés. Sus colegas, Ribelles y Dooley, lo corroboran. Es más, Dooley señaló que toca tres tipos diferentes de música con arpa: medieval, barroca como O Carolan y O Neill y temas para bailar como reels. "Yo toco música tradicional catalana con arpa", añade Ribelles momentos después de probar sonido.

Conchita Coto y José Antonio Álvarez esperan con un refresco en una terraza. "El arpa me llama mucho la atención, es diferente a la música que traen otros años a este festival", señala Coto.

La modernidad también ha llegado al mundo del arpa. Es más, la que toca Bougouin tiene cuerdas metálicas. Y entre sonidos de otras tierras en otros instrumentos pasó la tarde-noche en la calle del Sol. A pocos metros de allí, "Serenden" animaba la plaza Alfonso VI y "Tsarigando" hacia lo propio en Carlos Lobo. Y a la limón, todavía había quien admirada los puestos de artesanía que se reparten por la calle de La Ferrería, Alfonso VI y Carlos Lobo, donde el Sol Celta brilla y atrae a público que ayer no solo quiso escuchar folk al uso, prefirió el arpa.