El cántabro Nacho Robles es mago y tiene un puesto en el mercáu del Sol Celta, en la plaza Alfonso VI. Hace trucos a sus clientes, también vende algunos guardados en bolsas para "fomentar la afición". "Eso sí, yo explico los trucos pero hay que mantenerlos en secreto, como han de hacer los magos", señala el ilusionista, que acaba de hacer un juego con un cinco de corazones. Los niños le piden trucos y sus padres también. Tamara González y Marina González se han quedado boquiabiertas al ver cómo Robles encontraba una sota de bastos en una baraja. El mago lamenta el tiempo de los últimos días, pero mientras tanto se entretiene entre truco y truco. "A ver si mejora el tiempo", señala.

A su lado, Griselda Rodríguez vende cuero artesanal, bisutería, alpargatas para el verano, fundas de gafas,... de todo. Considera que el tiempo influye en las ventas pero confía en que los rayos del sol celta lleguen para animar a más gente a visitar los puestos. Mariano Ledesma es cordobés y trabaja el cuero en mil y un formatos. "Contra el tiempo no se puede hacer nada, pero aquí estamos, está siendo más flojo que otros años, aun así seguimos adelante", señala el artesano cordobés. A su lado, hay un puesto de jabones. Una hogaza de pan en la calle La Ferrería hace abrir el apetito. Unos metros adelante, José Manuel Rodil vende navajas y cuchillos de Taramundi, que bien podían servir para cortar la hogaza en rebanadas y añadirle los chorizos extremeños que se encuentran en la plaza de Carlos Lobo, junto a los inciensos.

Pero antes, hay que admirar los puestos de bisutería, los pendientes, los anillos y pulseras, más carteras de cuero, cucharas de madera y un sinfín de objetos para decorar la casa. Marta Fernández es clara: "Hay un montón de cosas en los puestos. Lo primero voy a comprar unos pendientes".