El cronista oficial de Nava, Leocadio Redondo, fue el encargado del pregón que dio lugar al XLI Festival de la Sidra de Nava. El mismo Redondo se sinceró reconociendo que el papel que asumía era un honor, ya que estaba representando a Nava, "mi amor por mi tierra es intransferible'', declaró. Al mismo tiempo, reconocía que esto suponía una responsabilidad, porque estaba representando no sólo al pueblo, sino también a su familia. Asimismo, apeló a la tradición que representa la sidra en Asturias, "es algo que nos da sentido, como bebida es nuestra seña de identidad''.

También estuvo presente la Consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, Maria Jesús Álvarez, quien destacó con la sidra "no hablamos sólo de una bebida, sino también de un símbolo de encuentro y diversión, pero también de entender la vida, y que todo ello forma lo que entendemos como cultura sidrera'', por ello, señaló, se ha presentado la candidatura a Patrimonio de la Humanidad del caldo regional.

Pero esa no fue la única reacción por parte de las autoridades, su alcalde, Juan Cañal, celebró la autorización de la colocación de las señales en la A-8 y la N-634 que indiquen la ubicación del Museo de la Sidra. Como colofón, tuvo lugar la entrega de premios, donde el reconocimiento a la mejor sidra elaborada en Asturias fue para Val de Boides, que repite galardón. Es la marca del llagar Castañón, de Quintueles (Villaviciosa) y el premio lo recogió Nisén Díaz quien señaló: "Ganar por segundo año consecutivo supone que estamos en el camino correcto". Por otro lado, la mejor elaborada en Nava fue para Sidra Orizón, lo que en palabras de su representante, José Luis Vigón, ''certifica el buen camino, que es el de la calidad''.