El mundo mágico creado por J. K. Rowling tiene millones de seguidores. Ana Montero es una de ellas, que, como otros muchos, se acercaron ayer hasta el festival Metrópoli en el día Pottérico, dedicado a la exitosa saga. Ella, capa de Slytherin a la espalda y Draco Malfoy en el corazón, contemplaba cada rincón de la exposición casi sin parpadear: "Me gustó Harry Potter la primera vez porque me enamoré del personaje de Draco, me vi la saga completa hace pocos días y me encantó". Entre sus objetos favoritos del certamen, el famoso elfo y la que fue habitación del joven Potter durante once años: "La alacena bajo la escalera me encanta. Esto, y Dobby".

Hasta esa misma despensa se había acercado antes el pequeño Nacho disfrazado de El Elegido junto a sus dos padres, caracterizados de Lily Potter y Sirius Black: "Nos hemos encontrado con Scamander, el de Animales Fantásticos, y hemos tenido la gran suerte de que metió al niño en la escalera de Harry Potter", aseguraba David, padre del niño e imitador del escurridizo Black. "La exposición está muy bien para los más pequeños, con el calcetín y el Cáliz de Fuego para poder tirar el papel. Yo iba a ir de Ron, mi mujer de Hermione, y así estaríamos más acordes, pero el personaje de Sirius me gusta mucho", confesaba.

La exposición, no apta para "muggles" (no mágicos), tenía todo lujo de detalles: los trajes de los alumnos de Beauxbatons y Durmstrang, el Cáliz de Fuego, en el que los aficionados tiraban su nombre escrito en un papel, como en la historia de Rowling; periódicos que anunciaban la búsqueda de El Elegido, varitas de diferentes personajes de la saga, elfos a tamaño real y hasta un pequeño bar donde se podía consumir desde un café, hasta una cerveza de mantequilla, característica del mundo mágico.

Además, la muestra, más amplia que el año anterior, algo que no pasó desapercibido para PotterHeads como Maribel Paraja: "El año pasado estaba todo muy concentrado en un sitio muy pequeño y este año es más grande, se pueden ver bien las cosas sin chocar con la gente ni hacer colas". El día Pottérico terminó con un último golpe de varita y una larga espera hasta el año siguiente.