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El guineano que arrasa escanciando también quiere ganar en tonada

La sidra es la vida de Salvador Ondó, de origen guineano y el mejor escanciador: "Cuando Llegué no entendía por qué la echaban así", explica

A Salvador Ondó (36 años), "Salva" para los conocidos, Asturias le ha cambiado la vida. Llegó desde Guinea hace 23 años, ha acabado por convertirse en un "paisanu" más. Enamorado de las tradiciones del Principado, mejor escanciador del mundo en la actualidad, es incluso cantante de tonada. "Cuando llegué a Asturias no entendía por qué echaban la sidra así, me resultaba muy sorprendente que no la sirvieran como cualquier otra bebida. Al poco comprendí lo que es la sidra, y se ha convertido en mi vida", relata Ondó a LA NUEVA ESPAÑA.

De adolescente, con apenas 15 años, le picó el gusanillo de escanciar, y desde entonces no ha parado, proclamándose tres veces campeón de Asturias y vencedor de la última edición del concurso de escanciadores de Nava. "Mi primo fue el que me enseñó. Me fue puliendo hasta convertirme en lo que soy ahora", explica. El joven Ondó practicaba con el zumo fermentado todas las tardes, cuando acababa su jornada escolar. Al cumplir los 16 años, comenzó a trabajar en sidrerías durante los veranos, hasta que finalmente decidió presentarse a su primer concurso. "Me apunté al de Pola de Laviana, donde yo vivía. Gané varios años seguidos y decidí lanzarme a por la categoría general del campeonato de Asturias. Al final, de ocho veces que he concursado, he ganado en tres y ahora voy líder, así que espero que sea la cuarta", comenta Ondó.

En este camino ha tenido la suerte de encontrarse con el apoyo de sus jefes. "Si no fuera por ellos, todo esto no sería posible. Date cuenta que cuando vamos a los concursos tienen que cubrir nuestro puesto. Esto es un aliciente para dar el máximo e intentar traer la victoria a la sidrería", recalca.

Sin embargo y a su juicio, no todos respetan hasta tal punto el legado de la sidra. "Se ven auténticas aberraciones en muchas sidrerías, que te lo tiran de cualquier manera", denuncia el campeón. En su opinión, debe ser el consumidor "quien exija el máximo nivel de cuidado con la sidra, por tratarse de un producto delicado cuyo estado óptimo es a una temperatura y con un servicio muy determinado". Con el objetivo de solucionar estas deficiencias, que ciertamente se producen en muchos establecimientos de nuestra región, Ondó propone "crear escuelas de escanciadores, con los mejores profesionales y los que salgan de ahí deberán ser los contratados en las sidrerías".

Esta iniciativa, que lanza el lavianiego-guineano, desvela el trabajo que implica respetar la tradición sidrera. Ondó, que es un hombre familiar, intenta inculcarles estos valores a sus dos hijos. "No sé si se querrán dedicar a escanciar o no, pero creo que al ver el esfuerzo que hago entrenando para mantener el nivel, les estoy trasmitiendo unos valores. Ellos deben ser conscientes de que para conseguir cualquier cosa en la vida, necesitas sacrificio y dedicación", argumenta.

Más allá de su vida profesional, Ondó manifiesta tener otras aficiones, entre ellas las artes marciales. "Cuando llegué a Asturias estuve unos años haciendo karate con la Federación Asturiana. Podría haber montado un gimnasio para entrenar a gente, pero al final no se dio y me decidí por la sidra", recuerda entre risas.

Más sorprendente y tan asturiana como la sidra, es la última afición que ha aflorado en la vida de Ondó. "Estoy aprendiendo desde hace un tiempo a cantar tonada. Tengo previsto presentarme a concursos ya el año que viene. Estamos perfeccionando defectos y no queremos precipitarnos, porque si me presento es para hacerlo bien", revela. De esta manera, Ondó cierra un círculo de pertenencia al Principado, porque como él dice "la oveja no es de donde nace, si no de donde pace, y yo me he hecho como persona en esta tierra", sentencia el campeón.

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