Pese a que a la jueza Rosa María Freire le faltan dedos de la mano para contar las carencias que presenta la Justicia en España, ella asegura trabajar para "un sistema que, ante todo, funciona". Esta fue la idea que quiso dejar clara en la mesa redonda que protagonizó ayer en la "Semana negra" junto al escritor Carlos Quílez y el periodista Nacho Calle. Los tres expertos, que hablaron sobre las diferencias entre la investigación periodística y la judicial, se mostraron de acuerdo en una misma idea: que la dificultad del proceso aumenta conforme crece el poder del investigado.

Freire tuvo que sufrir las consecuencias de esta reflexión en sus propias carnes en su último caso más sonado: la de los ordenadores de Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular. Como titular del Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid que llevaba la investigación citada, la magistrada tuvo que enfrentarse a las críticas de la por entonces vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, y del exministro de Justicia Rafael Catalá. "Ella dijo que yo tenía un primo comunista y el otro señor que los delitos a los que yo hacía referencia no estaban bien aplicados. Fue su forma de decirme que no podía meterme con ellos", aseguró. Finalmente, no obstante, Freire tuvo razón y el caso fue finalmente admitido. Durante la mesa redonda incidió, por tanto, en la importancia de "defender a toda costa" el sistema judicial español y alejarse, en caso de discrepancia, de los aspectos personales. "Digo que el sistema funciona porque lo conozco, porque lo he visto. Y si en ese momento alguien no estaba de acuerdo con mi postura tendría que haber recurrido. Los jueces, como todos, somos personas, tenemos una familia, una vida. Los ataques personales que recibí estaban completamente fuera de lugar", explicó.

Por otro lado, las carencias de la Justicia que se mencionaban al principio responden, según la experta, a una cuestión de medios. "Tenemos a gente muy formada y un sistema muy completo, sí, pero no se puede esperar que los jueces trabajemos a toda velocidad si tenemos un sistema informático que no funciona y si nuestros compañeros científicos, también por falta de medios, tardan más de un año en darnos el resultado de una prueba de ADN cuando a nosotros nos dan un plazo de seis meses para cerrar el caso. Creo que todos deberíamos estar orgullosos de nuestro sistema judicial, pero desde la administración se nos ponen muchas trabas ", sentenció.