La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

MANUEL VILAS | Escritor, autor de "Ordesa"

" 'Ordesa' trata de la noche de las familias españolas"

"En este país no ha habido relatos confesionales y de carácter familiar por la religión, el miedo a la verdad y, también, a perder la estimación social"

Manuel Vilas, ayer, en Gijón. MARCOS LEÓN

Ha escrito la que es, posiblemente, la mejor novela española en lo que llevamos de año. "Ordesa" está en las listas de los libros más vendidos junto a "Patria", de Fernando Aramburu. Manuel Vilas, aragonés de 1962, es uno de los escritores y poetas menos intercambiables del panorama patrio. Y su último libro, que presentó ayer en la "Semana negra", el espejo de una desgarradura personal y social.

-Permítame empezar con una noticia relacionada con su localidad natal: Barbastro como ensayo de las cruzadas.

-Me ha llamado la atención, sí. Todos mis ancestros vienen de allí pero no creo que mi padre o mi abuelo tengan que ver con el asunto. El tiempo y la historia son agujeros enormes. ¿Quién estaría en Barbastro en el siglo XI? Todos venimos de una oscuridad insaciable. De alguna manera, "Ordesa" trata de eso: de la noche de las familias españolas perdidas en la historia.

-Barbastro nos lleva a su familia, a su infancia y adolescencia, a "Ordesa". ¿Por qué decide contar una historia tan íntima?

-Empiezo a escribir la novela tras la muerte de mi madre, en mayo de 2014. Mi padre había muerto nueve años antes. Todo aquello me sumió en un huracán emocional, en una profunda tristeza. Sentí una urgencia del corazón: contar la historia de mis padres. También yo estaba viviendo una época dura, que se cuenta en la novela de manera pormenorizada. Cuando tienes más de cincuenta años es inevitable preguntarse quiénes somos. Y cuando te haces esa pregunta, aparecen inevitablemente tu padre y tu madre. Me di cuenta de que eran lo más importante que me había pasado, pero que empezaba a saber eso cuando ya era tarde. Vi ahí un malentendido muy agresivo de la historia de los seres humanos. Un malentendido generacional, que pasa de padres a hijos. Algunos somos padres y veo que se repite con mis hijos. Parece un malentendido genético, de la condición humana. Pero el libro es una carta de amor a mis padres. Me he dado cuenta de que los quería mucho y de que necesitaba contar sus vidas.

-¿Se ha arrepentido de no haber manifestado de manera más abierta ese amor?

-Sí, lo digo en la novela. Hay esa obsesión por parte del narrador: lo teníamos que haber hablado.

-¿Se habla poco entre padres e hijos?

-Poquísimo. Y sobre todo la generación de mi padre, que nació en el año 30. Las familias, entonces, se construían con silencios. La expresión del amor no existía. Sabías que te querían, pero no se verbalizaba. Este país ha cambiado mucho en cincuenta años

-Textos como "Ordesa", donde el autor habla de los suyos, son bastante insólitos en la literatura española.

-Históricamente no. Ha existido esa enorme laguna; no ha habido relatos confesionales y de carácter familiar. Creo que tiene que ver con un miedo, en la literatura española, a contar la verdad. Probablemente por la influencia de la religión; por el miedo a la verdad y a perder la estimación social.

-La verdad se contaba en el confesionario...

-Sí, pero era ese miedo a la pérdida de la estimación social. Con la llegada y profundización de la democracia están apareciendo este tipo de relatos: Giralt Torrente, Landero, Millás, Cristina Fallarás...

-¿El español ha tenido históricamente miedo a contarse a sí mismo?

-Eso está claro. No acompañaba el clima político: en una sociedad sin libertades es muy difícil que aparezcan este tipo de libros.

-¿En "Ordesa" hay un desnudo emocional integral o se ha guardado cosas?

-Me he guardado muchas cosas. Hay cosas que un ser humano no puede contar a otro; de hecho, hay cosas que no nos podemos contar ni a nosotros mismos.

-¿Se ha autocensurado?

-Por supuesto. He quitado cosas muy radicales. Insisto, hay cosas de un ser humano que no se pueden decir aunque quieras.

-¿El libro le ha traído algún problema familiar?

-No, ninguno. Los protagonistas fundamentales están muertos. Hay un problema moral que me planteé: ¿qué autoridad tiene uno para hablar de la vida de sus padres? Pensé, por eso, que el relato debía estar escrito desde el agradecimiento.

-Es una historia que llega al lector porque se ve que no hay impostura...

-La poética fundamental del libro es que está escrito desde la verdad. Por eso cuando dicen que "Ordesa" es autoficción, no estoy de acuerdo. No tiene nada que ver; es autobiografía clásica, sin más. No me he inventado nada, todo es comprobable. La autoficción tiene que ver con la posmodernidad, es lúdica, mientras que lo mío es vida a pie de vida.

-El libro está dividido en 157 capítulos y un puñado de poemas. ¿Cómo fue el proceso de escritura?

-Ha sido un libro que me ha hecho rabiar y al que he dedicado tres años y medio, con mil revisiones. Fue muy tormentoso, hasta que encontré el tono. Trabajé mucho. Recuerdo y me veo corrigiendo constantemente. He quitado muchas cosas; lo que me costó fue atinar con lo que debía quitar.

-En el libro hay un elogio o una elegía casi de la clase media baja que salió del franquismo y se esforzó en que sus hijos fueran a la Universidad...

-Quería agradecer eso. Mi familia era clase media baja: un viajante de comercio que consigue llevar a su hijo a la Universidad, un hijo que compra libros y acaba escribiéndolos. Landero cuenta lo mismo. Es la perplejidad de quien viene de una clase obrera que, en los sesenta, se convierte en clase media. Es la que hizo posible la Transición.

-¿Es la España de la que venimos?

-Creo que sí. Mi padre, que venía del pozo de la posguerra, se pudo comprar un Seiscientos en los años sesenta. Franco firmó la sentencia del régimen cuando mandó a un ministro a negociar con la Fiat la aparición del Seiscientos.

-"España, ¿qué has hecho de mí"?, escribe usted en un poema. Usted es de los pocos autores de su generación que habla de España.

-Un escritor de aquí, por mucho inglés o francés que sepa, no va a ser más que un escritor español. Estás condenado a describir tu país. Llego a la reflexión y a la interrogación sobre España por la conciencia de clase. Interrogo a mi país para saber quién soy.

-Su generación acarició el sueño de una España homologada a las democracias maduras que, en cierto modo, se ha desmoronado. ¿Por qué?

-Por la crisis del 2008. Ahí se rompe la idea de que los hijos van a vivir mejor que los padres. Y está la corrupción, que ha desmoralizado al país. Tenemos que ser ciudadanos más comprometidos y exigentes. Y Cataluña ha generado un problema de inestabilidad. El secesionismo es querer ser más ricos que los demás.

Compartir el artículo

stats