El Capitán Eclipse nació en 2007 cuando la editorial La Cúpula dio a Iván García su primera oportunidad de indagar dentro del género "space opera", aventuras espaciales en un futuro altamente tecnológico. Desde entonces, su universo de ficción no ha dejado de expandirse a través de medios completamente heterogéneos: viñetas, internet o texto impreso propiamente dicho. Ayer, presentó en el Celsius 232 el último eslabón, "Reed y el Capitán Eclipse, el enigma de Antara".

Las historias sencillas con las que empezó la andadura del Capitán han evolucionado a todo un entramado de culturas, de religiones, de intrigas políticas... En definitiva, una galaxia con su propia idiosincrasia. Pero sostener un entramado ficcional de este calibre requiere respetar unas reglas internas: "Cuando describes el futuro, teorizas con base en el pasado, tienes que mantener una coherencia con la Historia que ya hemos tenido como civilización", explica. En su última aventura renuncia a las imágenes para limitarse al texto, decisión que va más allá de razones creativas. El cómic es más costoso de producir, lo que se traduce en una dilatación demasiado pronunciada de los tiempos de publicación. "Yo quiero contar historias ya", argumenta. Con todo, conserva el aspecto visual a través de la descripción detallada de las situaciones y de los personajes. "La imagen funciona a otro nivel, está en tu cabeza", aclara.

El festival literario arrancó ayer con la presentación de la revista "Windumanoth", con una gran acogida por parte del público. La ciencia ficción se perfila como el género por excelencia de la edición de este verano.