Eduardo Risso (1959), argentino de Córdoba, está considerado como uno de los grandes del cómic. Este año ha dibujado el cartel de la "Semana negra", un "regalo" para cualquier festival internacional. La plaza del Marqués, uno de los rincones más castizos de Gijón, transformada en un escenario "noir" con un maqueado Torpedo que enseña, además, unos detonantes playeros. Ha sido la persona elegida para recuperar las andanzas de ese icono del historietismo español. Su bibliografía es impresionante. De sus lápices han salido aventuras de Batman o Wonder Woman. Y también trabajos mucho más personales, como "Parque Chas".

"No me gusta mucho hacer superhéroes", aseguró ayer, curiosamente, Eduardo Risso. Han pasado ocho años desde su paso por Gijón y su festival de literatura de género. Ángel de la Calle señaló ayer que lo invitaron con la esperanaza de que, al igual que entonces, España repetiría triunfo en el Mundial de fútbol. Una ingenuidad. Lo que hizo ayer fue hablar con pasión de lo que mejor hace: contar historias con sus lápices.

¿Y por qué no le gustan los superhéroes? "Crecí sin esas aventuras; leía historieta argentina, así que cuando los descubrí no podía creerme todo aquello", respondió. Y más: "Son como las telenovelas, uno ya sabe que el superhéroe no va a morir". Ha hecho, sin embargo, notables aportaciones a la ideación plástica de esas figuras míticas del imaginario popular. Y confesó uno de los temores que, según insinuó, más le interpelan: el miedo a repetirse: "Es ese miedo el que me lleva a hacer pequeños cambios".

Eduardo Risso ha triunfado en Estados Unidos y en Europa, además de en Latinoamérica. Ha sido el creador del "Crack Bang Boom", una multitudinaria cita en torno al cómic que acoge la ciudad argentina de Rosario. Con "100 Balas", uno de sus grandes trabajos, logró cuatro premios "Eisner". Y tiene, asimismo, tres "Harvey" o el "Yellow Kid" al mejor artista. Hoy hablará de su trabajo en "Torpedo 1972". La "Semana" repartirá mañana "Un asesino anda suelto", episodio de "Parque Chas".

"Torpedo ha sido un desafío para mí que, creo, aún no he llegado a desarrollar bien; es el mismo cabrón de siempre, aunque un poco más viejo", contó Eduardo Risso. Ese miedo a repetirse, a insistir en los caminos trillados, tiene que ver con otro temor más profundo: el del "aburguesamiento" artístico. "Con Torpedo no quiero verme repetido; trataré de hacer otra cosa", prometió.