Los actores de doblaje de algunas de las series animadas más conocidas de nuestro país, como "Los Simpson", "Padre de Familia" o "Sonic", reivindicaron ayer su labor en el festival "Celsius 232", durante las VII Jornadas de Doblaje en Asturias, celebrado ayer en el auditorio de la Casa de Cultura de Avilés. Los tres invitados para esta ocasión fueron algunos de los más prestigiosos dentro de este particular campo de interpretación: Carlos Ysbert, Eduardo Gutiérrez y Rafael Alonso Naranjo. Y es que el término "interpretación" a muchos les parece chocante e, incluso, inapropiado. Sin embargo, su uso está completamente justificado en opinión de los conferenciantes: "No vale con tener una voz bonita, hay que saber actuar", argumentan.

De hecho, Eduardo Gutiérrez, que presta su voz al personaje de Stewie Griffin de la gamberra e irreverente "Padre de Familia", empezó su carrera subido a un escenario. "Yo quería interpretar personajes, así que empecé a trabajar en el teatro", recuerda. "No se podría hacer esto si no se es actor", defendió Carlos Ysbert, que coincidía plenamente con su compañero.

"Debes tener la capacidad de emocionarte y transmitir esas emociones al público", añadió. Para ello, aseguraba que es imprescindible tener recursos y formación actoral. Ysbert es la voz española de nada menos que toda una leyenda de la historia de la televisión como Homer Simpson. Aunque declaró que no solía sacar provecho de su papel fuera del estudio de grabación. "Solo cuando quiero colarme en la cola de la pastelería", bromeó.

Conocido por la célebre animación noventera "Sonic", Rafael Navarro explicó que el equipo de doblaje tenía que hacer frente a situaciones que no sufrían los que aparecen en la pantalla. "Nosotros no tenemos el tiempo que tienen ellos para preparar un personaje. Muchas veces no sabemos hasta el mismo día qué nos va a tocar hacer". Aunque los tres coinciden en que la parte más dura del trabajo no reside en la interpretación o en la dirección de proyectos, sino en el proceso de adaptación, es decir, traducir el guión original respetando la intención creativa, muchas veces humorística, al castellano. "Buscas que todos los diálogos encajen, frase por frase. A veces aparece un chiste o un juego de palabras y te pasas dos días pensando hasta que se te ocurre algo que quede bien", relata Gutiérrez. Para esta labor, a veces resulta imprescindible la participación del propio actor que dota a la caricatura de sus propias muletillas. "No sueles tener mucho campo para la improvisación, pero algunos gestos que quedan al final son de tu cosecha", aseguran.

A pesar de que pocos conocen sus caras, son conscientes de que sus voces llegan a las casas de mucha gente. Por eso, no son pocas las ocasiones en las que desconocidos les miran perplejos cuando les oyen hablar. Ellos mismos experimentan una sensación parecida al oírse en sus películas. Opinan que la parte sonora es fundamental para sumergirse en la cinta que se está viendo. "Un mal doblaje te saca de la película. Si no te enteras, es que está bien doblada", asegura Ysbert. Espada de doble filo para una profesión cuyo talento radica precisamente en que el espectador no note ese inmenso trabajo que se esconde detrás de los créditos.