"Una historia sobre el arribismo". Así define Carlos Zanón (Barcelona, 1966) su último libro, "Taxi", una novela que condice con la tradición de las narraciones barcelonesas (de Juan Marsé y su Pijoparte a Manuel Vázquez Montalbán o Eduardo Mendoza), pero también con el hilo que atraviesa uno de los grandes clásicos del siglo XIX, el "Rojo y negro", de Stendhal.

"Intento escapar de lo que uno se supone que debe seguir escribiendo: hay que elegir entre probar a hacer cosas o continuar con la misma sopa", afirma Carlos Zanón, para explicar "Taxi" y poner este libro en relación con sus novelas anteriores y con sus otros textos. Hablamos de un autor que se mueve en distintos registros: de la poesía a la crítica literaria, de las historias sobre música y músicos a los guiones o las crónicas. "Me gusta escribir de cualquier cosa", admite este grafómano a tres turnos al que se le tiene mucho aprecio en la "Semana negra" de Gijón. Hace dos años ganó el "Dashiell Hammett", el premio gordo del mayor festival español de literatura de género, por "Yo fui Johny Thunders", muy elogiada por críticos y lectores. Antes de "Taxi" hubo otros dos títulos: "Marley estaba muerto" y "Banco de sangre", un poemario.

Carlos Zanón fue elegido el año pasado comisario de BN Negra, certamen hermano de la "Semana" gijonesa. Un puesto en el que ha sustituido al llorado y querido librero Paco Camarasa, fallecido el pasado 2 de abril. Habitual de las "tenidas" policiacas gijonesas, regentó durante años la icónica librería barcelonesa Negra y Criminal, santuario de muchos aficionados al género donde agasajaba a amigos y clientes con sus célebres mejillonadas. Y escribió además un memorable compendio de sabidurías: "Sangre en los estantes".

El autor de "Taxi", hijo de taxista, no ocultó algunas de las filiaciones de su última novela. Hay una que admitió de frente. Hizo referencia al "Taxi Driver", la película de 1976 de Martin Scorsese. Y a algunos espejos de la literatura española en los que Carlos Zanón le gusta mirarse: "Marsé es uno de ellos, incluso para escapar de él; un gigante, como Vázquez Montalbán". Un mundo del que, según indicó, no anda muy lejos Benito Pérez Galdos, la tradición cervantina o la novela picaresca. "Me siento muy orgulloso de pertencer a todo eso", indicó el escritor, antes de recordar que la literatura picaresca patria "dio origen incluso a la novela europea de iniciación".

Carlos Zanón describió a Sandino, el taxista de su novela, como un "depredador emocional". La novela relata los siete días con sus noches de insomnio de este personaje que, al tiempo que recoge clientes y se mete en líos, hace todo lo posible para no volver al hogar donde está su Penélope, o sea, Lola. Y otra referencia más: Odiseo.

El autor de "Taxi" confesó su preocupación por las derivas del "procés". De lo que más le gusta hablar, no obstante, es de literatura: "Todo está muy relacionado". Y también de fútbol. Encontró ayer algunas interesantes relaciones entre el deporte del balompié y un clásico como la "Iliada". Dio estas pistas: "El fútbol tiene muchos elementos dramáticos; por ejemplo, es evidente que Cristiano sería Aquiles y Messi, Héctor". Además de presentar "Taxi", Carlos Zanón participó en un debate sobre fútbol y literatura ("Saber perder", como la novela de David Trueba") junto a otros letraheridos y cultivadores de la crónica futbolera: Nicolás Ferraro, Horacio Convertin, Fabio Stassi y Miguel Barrero. ¿Y la poesía? "Tiene que venirte", respondió quien ha compuesto también para Loquillo, otro barcelonés ilustre.