La "Semana negra" se reafirma una edición más como una de las citas culturales y lúdicas imprescindibles del verano gijonés. "Ha merecido mucho la pena por el viaje, las ventas y la experiencia de estar aquí", cuenta Araceli del Rincón, de "La libre del barrio", una librería feminista de Leganés que se ha desplazado a Gijón para vivir este festival. "Vendemos novela negra, policial y feminista, que es lo nuestro, pero tamién las obras de los autores que han venido al festival", afirma.

Esta ha sido la tónica general de las librerías presentes en la "Semana negra", que han agotado los ejemplares de "Fariña", la obra secuestrada y que recientemente ha vuelto a las librerías, del periodista Nacho Carretero (La Coruña, 1981). El gallego, que llenó el pasado sábado la carpa de conferencias para relatar el periplo judicial y mediático que sufrió a raíz de este secuestro editorial, es uno de los ejemplos del prestigio literario que ha caracterizado a esta edición de l certamen gijonés.

ManuelVilas (Madrid, 1966), célebre novelista, ensayista y poeta, autor de la reciente "Ordesa"(2018), fue otro de los grandes literatos que se han dejado ver la última semana en Gijón, en una serie de conferencias en las que también participaron Lorenzo Silva, Carlos Zanón, o Fabio Stassi, entre otros reconocidos autores.

"Son los libros que más se venden", asegura María Nosti, empleada de la librería gijonesa La Central, aunque, según su punto de vista, "este año ha habido menos afluencia de visitantes, lo que ha reducido las ventas". Nosti no la considera una mala semana, pero sí apunta que la gente prefiere comprar libros de bolsillo por su precio reducido. En la misma línea está Gabriel Cañada, librero en "El Supermercado del Libro", puesto especializado en segunda mano. "Aún no hemos hecho balance, pero no notamos que hayamos vendido menos que otros años", afirma Cañada.

En otra línea se mueve María Nosti, que asegura que "las calles ya no están llenas como otros años". Además, reflexiona que "quizás ha hecho demasiado buen tiempo" y la gente ha preferido ir a la playa antes que venir a la "Semana negra", o haya tenido otras preferencias como Metrópoli".

El Natahoyo ha vuelto a acoger este evento que, además de una convocatoria literaria, también supone una cita de ocio y gastronomía. Aun con las incidencias ocurridas (seis detenidos por estafas en rifas y la incautación de armas y artículos pirotécnicos), la normalidad y la diversión han sido las constantes de estos últimos siete días. La afluencia de visitantes se ha estimado en superior a la de ediciones anteriores, pero ciertos hosteleros no notan una subida en sus ventas. María Parro, hostelera gallega en la pulpería "Jacinto Grandío", asegura que "desde que el festival se celebra aquí han bajado las ventas" y lamenta que "con el suelo sin asfaltar, es imposible mantener un nivel de limpieza decente". En relación con el asfaltado, apunta que "nos hemos ofrecido a subsanar nosotros mismos los alrededores del local, pero nos lo han negado", lamenta, mientras muestra el polvo acumulado en la barra.

La situación del espacio es mejorable, según los hosteleros, pero esto no ha evitado que la XXXI edición de la "Semana negra" haya sido un éxito literario y de entreteniminto en esta cita clásica del verano. Aunque las últimas horas de esta edición hayan estado pasadas por agua, los libreros y hosteleros celebran las ventas y los exitosos encuentros literarios que ha acogido una cita con factura de clásico festivo.