En el Observatorio de Deva, sobre la iluminada ciudad de Gijón, unas 350 personas esperaron anoche un hueco en las nubes para ver esa Luna roja. Es el lugar habitual de las actividades de los miembros de la Sociedad Astronómica Omega, que ayer sirvieron de guías para explicar, entre las nubes densas, el fenómeno del eclipse lunar. Y más que eso, como apunta Julián Rojo, exprofesor de Física en Secundaria: "Es una pena que no se pueda disfrutar del eclipse, pero estos días Marte se ve espectacular. Y no solo Marte, también Júpiter Saturno y Venus".

Así que el que quiera acercarse estos días a comprobar esa conjunción planetaria, Deva tiene puertas abiertas todos los viernes y, en cualquier caso, siempre es buena ocasión de mirar al cielo.

La jornada nocturna comenzó anoche cerca ya de las nueve y media cuando unas veinte personas, entre ellas varios niños, subieron a la sala del telescopio (parte superior del edificio) donde recibían unas explicaciones y buscaban emociones a través de la óptica.

José Ramon Vidal fue 18 años el director del observatorio: enseña cómo el telescopio tiene un mecanismo de seguimiento para seguir objetos celestes. Una óptica grande para objetos concretos y otra más pequeña para imágenes más amplias. "No nos queda más que rezar para que despeje. Marte está cerca, solo a 60 millones de kilómetros", dice entre risas ante una pregunta del público.

La gente de Omega hace seguimiento de 218 cometas, una especialidad de este observatorio gijonés en el marco de la Asociación Astronómica Internacional. Entre algunos de sus "deberes" están el seguimiento de dos cometas para misiones de la NASA, la agencia espacial norteamericana.

Deva fue ayer una fiesta familiar nocturna. Gente con toallas, sillas, cámaras y telescopios, cenando bocadillos y lamentando no poder ver el eclipse porque la climatología manda. De eso sabemos mucho en Asturias. Omega tiene unos 125 socios de los que una docena son habituales en la observación. "Hay noches en las nos tiramos siete horas frente al telescopio".