Parece mentira que con su historial deportivo, televisivo y laboral, haya situaciones que aún consigan poner nervioso al medallista olímpico Saúl Craviotto. La de subirse ayer al balcón del Ayuntamiento de Gijón, ante miles de personas, a leer el pregón que da inicio a la Semana Grande gijonesa, fue una de ellas.

Un nerviosismo producido por el orgullo y la responsabilidad de quien se sabe pieza fundamental de la semana más auténtica de una ciudad que, como aseguró en su pregón, "me enamoró desde el primer día por la vida que tiene".

Craviotto, aunque ilerdense de nacimiento, confesó ayer que "fue difícil dejar atrás mi anterior vida, tener mi ciudad natal a más de 700 kilómetros, pero puedo decir que me siento orgulloso de ser asturiano y de haber echado mis raíces aquí".

Pero es que Craviotto, en palabras del concejal de Festejos, Jesús Martínez Salvador, "ha sabido ganarse el cariño y el reconocimiento a base de esfuerzo, sacrificio y superación. Es un ejemplo y un referente, pero no lo podía tener todo: no es de Gijón", soltó entre las risas de todos los presentes, Craviotto incluido, que liberaba la tensión a base de pequeños sorbos a su botella de agua y largos suspiros.

El pregonero reconoció que "nunca me imaginé estar aquí. Cuando me llegó la invitación fue una sorpresa increíble, sentí muchísima emoción. Si me llegan a decir cuando llegué a Gijón, con 15 años, que iba a conseguir todo esto y que iba a estar aquí, de pregonero, no me lo creería".

"Estamos en una ciudad muy generosa, maravillosa, hospitalaria, acogedora, que no cierra las puertas a nadie y repleta de muy muy buena gente", aseguró el pregonero desde el balcón.

Una ciudad, Gijón, que confesó "me ha dado todo, me ha hecho cumplir mis sueños, nunca estaré los suficientemente agradecido. Me forjó como deportista, pero también como persona", rememoró Craviotto, que no dudó en asegurar que "un pedacito de esas cuatro medallas olímpicas también son vuestras, de Asturias".

En la villa de Jovellanos "he vivido grandes momentos y experiencias y, sobre todo, me ha dado lo más importante de mi vida, mi familia: mi mujer Celia, del barrio La Arena de toda la vida, y mis dos hijas, mis dos princesas, Valentina y Alejandra".

Pero, aunque deporte y familia son sus dos pilares principales, no son los únicos. "Esta tierra también me ha despertado una pasión, la gastronomía, uno de los puntos más destacables de Asturias junto a su cultura, deporte, playas, paisajes y sobre todo su gente", enfatizó el ganador del reallity televisivo de cocina MasterChef Celebrity.

"Y cómo no, esta ciudad me ha visto crecer también como Policía, una profesión de la que me siento muy orgulloso", resaltó agradeciendo a sus compañeros su desempeño "para que estos días festivos todos podamos disfrutar con seguridad y libertad".

Todo para terminar glosando los encantos de Gijón, "una ciudad muy volcada con el deporte, en la que vayas donde vayas se ve gente haciendo ejercicio y se respira deporte en el ambiente".

"Su turismo, que cada año va a más, porque ¡Gijón engancha!", enfatizó Craviotto. Las alabanzas a la gastronomía y el ocio de la ciudad también tuvieron hueco en su pregón.

"Animo a todos a que estos días conozcamos, visitemos, disfrutemos, bailemos, comamos fabada, cachopos, quesos asturianos; endulcémonos con arroz con leche, casadielles, frixuelos; bebáis sidra vosotros que podéis, que yo tengo el Mundial en dos semanas, y disfrutemos de lo nuestro, que estos días será lo de todos", clamó Craviotto "honremos así nuestra tierra porque, en definitiva, quien se aburre en Gijón es porque quiere".

El pregón del piragüista olímpico desató pasiones entre quienes llenaron la plaza mayor gijonesa. "Lo mejor del programa es Saúl Craviotto", asegura la gijonesa María González tras escuchar el discurso del piragüista sobre la villa asturiana. La plaza Mayor rebosaba de gente ayer durante un pregón en el que el buen tiempo acompañó a los asistentes. "Si se mantiene el tiempo así, lo que se viene van a ser unos días prometedores", afirma la vecina de Gijón Verónica Menéndez, en la primera vez que acude al acto de apertura de la Semana Grande, "parece increíble la cantidad de gente que llena la plaza".

La intervención de Craviotto como discurso de apertura fue muy aplaudida por el público asturiano. "Valora mucho lo que es Asturias siendo un chico que viene de fuera", cuenta José Luis Palacio. "Craviotto es estupendo, muy nuestro y muy guapo", añade Victoria Ríos. Para otros, esta intervención va más allá de las palabras, como es el caso de la joven piragüista gijonesa Lucía Morilla, que agradece "que hayan elegido a Saúl para dar el pregón" porque "ayuda a que la gente conozca este deporte minoritario".

Más críticos se muestran quienes ya disfrutaron de estas fiestas en otras ocasiones. "Si comparamos este año con el pasado el programa se queda muy flojo en lo que se refiere a conciertos. El año pasado trajeron a Antonio Orozco, La Oreja de Van Gogh y Morat. Este año contamos con Maldita Nerea y gracias. Se ha bajado el listón", afirma Paula Isasola.

También es el caso de María José Álvarez, quien asegura que "el planteamiento es pésimo, no podían haberlo hecho peor. Pedí vacaciones expresamente para no perderme esta semana, pero para esto estaba mejor trabajando".

"Maldita Nerea" y "Luz Casal" son los artistas que más están en boca de los gijoneses, hasta el punto de que algunos dicen que "son los únicos que suenan a la gente". Otro motivo de queja entre los asistentes es que "hacen los conciertos enfocados hacia un público muy concreto y se echan en falta grupos para gente más mayor o para niños", en palabras del mierense Emilio Álvarez.