Sexto y último festejo de abono. Media plaza en tarde soleada y con viento. Se han lidiado seis toros de El Freixo, correctos de presentación y escaso juego por su mansedumbre y falta de casta. Mejor el segundo y el peor por peligroso el quinto. Antonio Ferrera (tabaco y oro): pinchazo y estocada corta tras aviso (silencio). Estocada rinconera (oreja). Pinchazo -aviso- y bajonazo (ovación con saludos). Miguel Ángel Perera (gris plomo y oro): Estocada en los bajos (ovación con saludos). Estocada desprendida y aviso (palmas). Estocada corta y trasera (silencio). El festejo se quedó en mano a mano por la baja de Cayetano, aquejado de una cogida en Pontevedra el domingo. Incidencias: se desmonteró Javier Ambel tras banderillear al sexto mientras que Javier Valdeoro fue atendido de una cornada en la cara mientras banderilleaba al tercero.

La feria de Begoña concluyó ayer de la peor forma posible, sin triunfo y con una tarde tan plomiza en contenido como el vestido de luces que lució Miguel Ángel Perera en el mano a mano -fue un pacto de no agresión- con Antonio Ferrera, que desplegó todo su oficio y valor para rascar algo positivo de la mansada de El Freixo. De buena se libró Cayetano, que causó baja en Gijón por enésima vez por unas dolencias en sus costillas tras sufrir una voltereta el domingo en Pontevedra. Y viceversa.

Las hechuras de la corrida de El Freixo junto con la buena novillada lidiada el año anterior, con un ejemplar de vuelta al ruedo, invitaban al optimismo. La realidad se impuso y tan solo el segundo del festejo ofreció algo parecido a opciones de lucimiento. Como si el Restallón y la noche de los Fuegos -casi tan aclamados como Roca Rey o Ventura en El Bibio- les hubiesen dejado atolondrados. Les faltó casta, resultaron mansos y hasta el quinto desarrolló peligro fruto de su geniuda embestida. Así las cosas, tanto Ferrera como Perera pusieron en práctica su oficio para solventar la papeleta y que el público, al menos, agradeciese su esfuerzo. Otra vez las espadas estuvieron a la contra.

Lo más destacado de la tarde llegó de la mano de Antonio Ferrera, que ha optado ya por dejar de banderillear a sus toros. Fue en el tercero donde dio muestra de oficio ante un toro de embestida rebrincada que echaba la cara arriba al final de cada embroque. Lo saludó bonito a la verónica y tuvo la generosidad de permitirle un quite a Álvaro de la Calle -actuó de sobresaliente- que optó por tres chicuelinas y una revolera. Las malas condiciones del toro se vieron meridianamente claras en banderillas, cuando en el tercer par le echó la cara arriba de forma violenta a Javier Valdeoro, que resultó herido en la cara, nariz y labio antes de pasar a la enfermería. Tuvo el toro mejores inicios que finales hasta que Ferrera tiró de bragueta para someterle por abajo al natural, ayudándose con la espada simulada, y siempre a favor de la querencia a tablas del toro. Su disposición y ganas fueron premiadas con una oreja tras estocada rinconera.

Quiso abrir la Puerta Grande con el quinto, otro manso de libro y ninguna buena intención. Hubiese precisado de un segundo puyazo a juzgar por el complicado tercio de banderillas en el que el toro se hizo dueño del ruedo por momentos, apretando y cortando a los banderilleros. Primordial el capote de "Montoliú" para que Ismael Jiménez León cerrase el tercio a la media vuelta. El toro acometió con violencia a los cites de muleta de Antonio Ferrera, que volvió a tirar de oficio para paliar los múltiples defectos de su oponente. Fue el Ferrera más lidiador, exponiendo y cruzándose para aprovechar la querencia a tablas del toro y así hilvanarle varios muletazos por abajo a derechas. Pulsó Ferrera las teclas pero lo emborronó con la espada.

Antes, en el que abrió plaza, se recorrió casi la totalidad de tendidos del ruedo acompañando al animal en su huidiza embestida. Fue en la zona de sol donde logró sacar provecho en un par de muletazos.

Miguel Ángel Perera sorteó en primer lugar el toro menos malo del encierro, al que recibió estirándose a la verónica para rematar con dos medias y una revolera en el centro del platillo. Galleó por chicuelinas para llevárselo al caballo y volvió a quitar tras el encuentro del toro con el varilarguero con cinco tafalleras a pies juntos, dos gaoneras y otra revolera. Tras el prometedor inicio de rodillas de su faena de muleta el toro se fue viniendo a menos, con unas embestida más reticente. Pese a ello, Perera logró estimables muletazos por ambos pitones y cerrando por meritorias y ajustadas manoletinas. Le pidieron una oreja de forma casi mayoritaria que no terminó de llegar.

Brindó el cuarto de la tarde a sus fieles, ataviadas de mantilla española para celebrar la presencia de su torero y los diez años de la peña. Poco más les pudo brindar ante otro toro con movilidad y recorrido pero sin calidad alguna. Mostró Perera con su muleta que, además, molestaba el viento en el ruedo. Lo mejor llegó por el pitón derecho en una tanda meritoria que concluyó con un bonito cambio de mano por la espalda para pegarle el de pecho.

El sexto, último de esta feria confirmó el fracaso de los toros de "El Juli" en El Bibio. Huyó de las telas desde su salida por toriles y desplegó por el ruedo todos sus defectos. Lo único bueno del último capítulo fueron los dos pares de banderillas de Javier Ambel, que se desmonteró, y la brevedad de Perera para pasaportar al animal. El año que viene más, que se lo prometió el equipo de gobierno de Foro a las peñas...