Tazones es de los sanroqueros. Aunque los más pequeños son los encargados de llevar los ramos, los que más sienten la fiesta son los mayores. En el muelle, mientras San Roque embarcaba, las vecinas de toda la vida no dejaban de cantar las canciones del pueblo. Lo hacían a pleno pulmón y las intercalaban con vítores al santo y a la Virgen del Carmen. Merche Caveda, una de estas tazoneras, decía llevar toda la vida en estas fiestas "y tengo 57 años, así que es mucho tiempo". El muelle estaba lleno y no había ni un sitio para aparcar. "Da igual que llueva o que la mar esté revuelta, nosotros siempre sacamos a San Roque", asegura Ángel Alonso, tazonero de 68 años.

Tras la procesión y la salida al mar del santo, la Virgen, los ramos y los vecinos más involucrados, llegó el momento de prenderle fuego al "xigante". Fuego pequeño que por la noche desembocó en los fuegos artificiales.