Ayer, en Arenas se hizo historia: dos mil gramos de Cabrales fueron vendidos por 14.300 euros. Jamás en todo el planeta, que se tenga registro, se pagó tanto por una pieza de queso. Iván Suárez, propietario de Llagar de Colloto se hizo con el apreciado cuajo asturiano, elaborado por la quesería Valfriu de Tielve, vencedora del certamen. El récord no se encontraba lejos de Asturias, pues en 2014 una empresa guipuzcoana había desembolsado 13.050 euros por media pieza de queso Idiazábal. Desde entonces, esa marca parecía insuperable; hasta ayer. Valga un dato para entender la magnitud de lo ocurrido: el importe del mejor Cabrales del año se acerca, según el cambio actual, al de un lingote de oro de medio kilo de peso. O, siendo más prácticos, se acerca al precio medio que se paga por un coche nuevo en España.

La subasta ya se antojaba prometedora desde su inicio, por la gran afluencia de pujadores, catorce en esta edición. Y así fue. Pero lo que nadie intuía era que fuese a llegarse tan lejos. "Hace dos años fueron 11.000, y creo que este año quizás podremos superarlo, porque hay mucha gente y esa es la clave", aseguraba antes del acto Santos Antón, vecino de Cabrales.

Mil euros era el precio de salida, que iría subiendo de cien en cien hasta los 14.300 que ofreció El Llagar de Colloto. Un precio histórico que pulveriza todas las marcas, hasta el momento de la subasta.