El camino que lleva a Covadonga desde Gijón es mayoritariamente frecuentado por asturianos, aunque según dice José Luis Nicolás Rodríguez, uno de los fieles a la ruta, "está casi más transitado que el camino de Santiago de la costa". Atraviesa cinco concejos (Gijón, Villaviciosa, Piloña, Parres y Cangas de Onís) antes de llegar a juntarse con el Camino de la Reina, que llega hasta el santuario. Una ruta una que se hace fácil para los aficionados al senderismo.

Los 70 kilómetros de travesía tendrán un nuevo lugar de descanso. Al final de la primera de las tres etapas, "en el sitio idóneo", según alguno de los aficionados a esta ruta. El Albergue El Colmado abrirá hoy sus puertas al grupo de montaña de la Empresa Municipal de Transporte de Gijón, Emtusa. "llevan 28 años pasando por aquí, son como de la familia", explica Laura Cayado, propietaria.

El Colmado, un establecimiento local que lleva casi 50 años cerrado, reabre sus puertas al público general el próximo día 7 de septiembre, "así ya puede quedarse gente que vaya Covadonga para la celebración del Día de Asturias", explica la dueña. El antiguo bar-tienda del pueblo maliayo se ha reconvertido en un albergue que dará cabida a los peregrinos. Antes el alojamiento prepara un encuentro con el grupo de montaña del Emtusa, miembros de la Asociación Cultural y Deportiva de la empresa de transportes gijonesa.

"Llevamos 28 años haciendo esta ruta y parando en el restaurante de Breceña, ahora sus dueños abrirán el albergue y nos invitan a estrenarlo", explica José Luis Nicolás Rodríguez, miembro del grupo. Todos los años repiten el trayecto y el restaurante Casa Piloña es una parada obligatoria para ellos. "Lo fundo mi bisabuelo, llevamos cuatro generaciones", explica la propietaria.

El establecimiento abrirá sus puertas para cualquier visitante, no solo para los que hacen la peregrinación al santuario y contará con 26 camas y servicio de desayunos.

"'El Colmado' llevaba mucho tiempo cerrado, nos llegó la posibilidad de comprarlo y no dudamos", cuenta Laura Cayado. Su familia regenta Casa Piloña desde hace décadas y siempre recibían clientes y llamadas preguntando por un alojamiento en la zona.