Un ejército de aldeanas y porruanos tomaron ayer las calles de Llanes para celebrar por todo lo alto las fiestas del Bollu de la Guía. La cita, una de las más multitudinarias que se recuerdan, contó con un total de cinco carrozas y supuso un derroche de asturianía. Los organizadores defienden que el adelanto de horario del desfile a la una del mediodía -en anteriores ediciones se hacía por la tarde- ha conseguido darle un nuevo impulso al evento. "La gente sube ya luego tranquila a comer al prau, que se llena hasta la bandera", apuntaron desde la directiva Alberto Gonzalo y Lydia Cortines. "Lo bueno es que se trata de un ambiente muy inclusivo y en el que tiene cabida desde el recién nacido hasta el patriarca de la familia", resaltaron.

La banda gaites El Llacín fue la encargada de abrir el desfile. Le seguían de cerca un jinete a caballo y el grupo de amigos de Borja Cué, quienes apostaron por rendir homenaje a los antiguos pescadores del concejo recreando un barco ballenero. "Venimos siempre y cada año intentamos mejorar. Es una responsabilidad tremenda y por eso robamos horas al sueño para hacer los diseños, contó Cué. Al timón de su barco iban, repartiendo caramelos, los bebés Claudia Cué y Vega Cué, de 10 meses y dos años de edad, respectivamente.

A pocos metros desfilaba una carroza con reproducciones de una gaita y un tambor de casi dos metros de altura, obra del vecino Carlos Ortiz. "El roncón está relleno de botellas de bebida recicladas y el fuelle lo hice con porexpan", explicó. Para Ortiz, camionero jubilado y miembro de la asociación belenística de Oviedo, diseñar las carrozas es "un vicio que engancha". Tanto que este año firmó una segunda carroza, también muy fotografiada por el público. En la misma sobresalía un manzano de gran tamaño en cuyas ramas crecían panderetas en lugar de frutas. Los instrumentos estaban adornados con imágenes alusivas a la Virgen de la Guía. "Es una satisfacción cuando la gente te felicita. estoy muy contento con el resultado final", aseguró. Entre los tripulantes del vehículo motorizado se encontraba su hija María Ortíz, de 20 años de edad. "Se hace ella misma su propio traje" destacaba el progenitor.

Simpatizantes del bando llanisco procedentes de Cué y Poo también pusieron su granito de arena al desfile del Bollu. Lo hicieron con una carroza en la que se reproducía un hórreo adornado con panoyas y guadañas, entre otras cosas. "Somos unos incondicionales de la cita y acudimos siempre con alguna estampa asturiana", explicaron los constructores Juan Manuel Manzano y Segis Llaca.

Cerraba la comitiva un grupo de amigos que optaron por hacer un guiño a la hoguera del Bollu. "Es la segunda vez que participamos y la idea es que cada año la carroza sea más grande y tenga los detalles más cuidados", explicó la creadora Carmen Sordo, vecina de Pancar.

De que el relevo generacional está más que garantizado en las fiestas de la Guía dio buena cuenta Emma Suárez, quien con sólo mes y medio de vida apareció ataviada con el traje regional en brazos de su madre, Aurora Herrero. "Se lo hice yo a medida porque es bueno que aprendan ya las tradiciones desde la cuna", aseveró.

El programa festivo del bando de los nardos continúa hoy en Llanes con juegos infantiles desde las 17.00 horas en la calle Marqués de Canillejas. La agrupación coral Concejo de Llanes ofrecerá un concierto en la capilla a las 21.00 horas.