La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¡Trubiecos al agua!

Los vecinos de Trubia convierten el río a su paso por el pueblo en un gran Carnaval folclórico y sidrero

Mickey y Minnie en un velero improvisado; bucaneros con su lancha pirata en busca del tesoro; extraterrestres de color verde en una nave acuática; unicornios en flotadores redondos; xanas del bosque; náufragos; La Sirenita o un clásico como "Cocodrilo Dundee". Un auténtico Carnaval se armó ayer en la orilla del río Trubia para celebrar el descenso folclórico de las fiestas de la localidad. Los vecinos, disfrazados para la ocasión, se preparaban para un divertido sábado pasado por agua... Y también por sidra.

Allí se dieron cita Toñito y Manín, o "los models-os", como les gusta llamarse, vestidos con coloridas pelucas y ajustados bikinis. "Yo he venido hoy para no perder la tradición", declaraba uno de ellos. Para su hijo Hugo, de 8 años, esta edición era la primera en la que participaba, "Arriba las manos", gritaba apuntando con su pistola de agua a todo el que se acercaba. Pero Hugo no era el único, una veintena de niños emocionados con collares de flores y parches de pirata, superaban ayer en número a los adultos. "Afortunadamente, este año hay más gente que el pasado", comentó Begoña Muñiz, tesorera de la Asociación Cultural Trubieca,"en total son 15 embarcaciones de grupos participantes".

El sonido de los voladores fue el pistoletazo de salida de este divertido espectáculo. "Atasqueme", se oía cada dos por tres. Las embarcaciones navegaban a duras penas debido al bajo caudal que presentaba el río Trubia; el agua les llegaba por las pantorrillas y las piedras dificultaban el paso, así que más de uno tuvo que bajarse a remolcar en los primeros tramos del trayecto. A pesar de ello, la juerga entre los participantes estuvo presente durante toda la hora que duró el descenso. Se rociaban con los bazukas y pistolas, ante la risa y los aplausos de los curiosos que se agolpaban a ambos lados del arroyo y en los puentes por los que cruzaban. Incluso uno de los bomberos se animó a utilizar la manguera en respuesta a los chorros que recibía desde la meta. La diversión fue la clara protagonista de esta carrera cuyo objetivo no era ver quien llegaba antes, sino observar desde lugares estratégicos los tropiezos y caídas al agua de los valientes que se lanzaron al río; los vehículos más bizarros; y la llamativa indumentaria de los presentes.

Así ha sido el descenso fluvial de Trubia

Así ha sido el descenso fluvial de Trubia

Los ganadores de los 6 premios en metálico otorgados por los 3 jueces de la Asociación, fueron para los disfraces más originales y las embarcaciones mejor elaboradas, aunque el resultado no se iba a desvelar hasta la medianoche. En todo caso, la que más gustó fue la de "La Fortuna". Iván, hostelero del pueblo y coronado como "El Rey de Trubia", mostraba con orgullo la barca que dirigía: "Está hecha con espuma, cien botellas de leche vacías que fui acumulando y más de mil corchos de sidra". De camino al río, el curioso rey del descenso fue escoltado por su guardia real, integrada por sus amigos Dani y Cundo, ataviados con gorras de policía y dos motos hinchables.

La gran novedad fue el escanciado colectivo con el que finalizó el descenso, para apoyar a la cultura sidrera. "Las cajas de sidra son una donación de los almacenes de bebidas de Julio Rodríguez. Es una manera más de animar la fiesta", cuenta Begoña Muñiz, "Llevan todo el día enfriándose en el agua. Y tenemos vasos de plástico y un contenedor a pie del río para no ensuciarlo", aseguró. Una vez llegados todos al puente bajo el que se encontraba la meta, los navegantes alzaron el brazo y, sincronizados, escanciaron mientras caían las primeras gotas de lluvia de la tarde, que no ahogarían la fiesta de los trubiecos.

Compartir el artículo

stats