Los festivales son siempre difíciles de reseñar, incluso cuando los conciertos están programados para no pisarse, como ocurre en el Tsunami. En estos eventos suceden muchas cosas, también fuera de los escenarios, y es que los festivales tienen su propia dinámica, sus tiempos, sus rituales, en torno a los cuales cada asistente traza su propio recorrido y vive una experiencia particular. Tienen mucho de acto social, de reunión y celebración de una comunidad, de una escena. Este fin de semana el epicentro del punk nacional estaba en la Laboral, con un festival que lleva días con todo vendido y que congrega a bandas y público de diferentes latitudes.

El tiempo acompañaba: sol y calor para una jornada que arrancaba a la hora de la siesta a golpe de skate punk, con los míticos "Satanic Surfers" en el escenario del patio central de la Laboral. Eran las cuatro de la tarde, puntualidad británica para evitar la pesadilla de todo festival: los retrasos causados por los contratiempos. El público poco a poco iba llegando, muchos entraban brazos en alto al ritmo de la música; había ganas de festival y los cuerpos estaban descansados.

El primer plato fuerte fue "Carolina Durante". Los madrileños viven en una nube su condición de grupo revelación del panorama musical nacional, y quizás ese ruido mediático genera demasiadas expectativas sobre su directo. Suenan bien, son esa mezcla de punk español irreverente, en la línea de "Los Nikis·, con una tormenta de guitarras "noise" estilo "Los Planetas". Nada nuevo bajo el sol, pero suficiente para hilar un directo potente en el que se vieron los primeros pogos de la jornada en las primeras filas.

Avanzaba la tarde, todavía con sol y calor, y era extraño quien no se movía con un vaso de cerveza o calimocho en la mano. También había sidra, pero la experiencia con la bebida local salía cara (¡a euro el culín!). "Willis Drummond" se curraron el directo; este power trío (antes cuarteto) vascofrancés derrochó energía y buenas maneras para hilar un espectáculo convincente. Punk rock en la onda de "Fugazi" y "At the Drive-in". El público vasco llenó las primeras filas y acabó pidiendo "beste bat" ("una más" en euskera). "Pulley" llenó el escenario central, quizás de curiosos o nostálgicos de lo que fue esta banda en el punk rock californiano, porque en su directo se nota el desgaste de los años.

En todo festival hay un momento en el que sube la intensidad, un punto de inflexión que hace que todo suba de nivel, y el viernes ese momento llegó con "Toundra", un grupo de postrock instrumental que desataron una tormenta de decibelios gobernada por el buen gusto. Llegaron al Tsunami con los deberes hechos y un sonido muy cuidado en la tímbrica.

Temas largos, con cambios de tempo y acentuación en los compases. Espectacular. A continuación, "Danko Jones"; los canadienses demostraron estar en buena forma y no defraudaron, con un repertorio en el que los clásicos se entendieron a la perfección con los temas de su último disco, "A Rock Supreme" (2019).

Los gallegos "Bastards on Parade" también estuvieron en su sitio, desparramando una buena oleada de punk celta muy celebrada por sus paisanos.

Eran los prolegómenos de la gran actuación de la noche, "The Offspring". Poco se puede decir de estos californianos que no se haya dicho ya, porque no se salieron del guión de la gira ni un ápice. Su funcionamiento es de grupo grande y acostumbrado a sonar en grandes recintos. De repente, el sonido en el patio de la Laboral mejoró significativamente, y la gente se volvió loca ante un chorreo de grandes éxitos entre los que no faltaron "The kids aren't Alright" o " Pretty Fly (for a white guy)". Fue el gran momento de la noche, como cabía esperar. Aún faltaban los estadounidenses "ASG", que cerraron la jornada de directos. En resumen, un auténtico catálogo musical con todos los palos del punk rock. Sin duda, el Tsunami sabe programar y conoce el material que se trae entre manos.