Mediodía en Veiga de Arenas y el naviego Ramón Fernández organiza su cocina en plena jira de Navia. "Vengo un poco más equipado de lo normal", bromea, mientras relata el menú que se dispone a elaborar para conquistar a su grupo de catorce amigos y familiares. "Voy a hacer paella de bogavante y también croquetas y unas morcillas. Aquí al lado tengo un jamón completo, pues no puede faltar", apunta. Cuenta que se dedicó durante muchos años a la hostelería y ahora exprime todo lo que puede esta jornada festiva y emblemática para todos los naviegos. La jira de la playa de Navia cierra las fiestas patronales de Nuestra Señora de La Barca y San Roque y es uno de los días más especiales para los vecinos. "Es mejor que Nochevieja", sugiere José Ángel Fernández, uno de los afortunados que ayer degustó el menú de Ramón.

"Es un día que se vive siempre con mucha intensidad y a los naviegos nos encanta", apunta en el grupo vecino, María del Carmen López, que lleva 43 años afincada en Galicia y solo en dos ocasiones se perdió esta jornada festiva. También desde Galicia se desplazó Bruno Pérez, que trabajó en La Coruña de seis a ocho de la mañana y no dudó en coger el coche a la salida para disfrutar de la fiesta. "¿Cómo va a perderse esto?", pregunta uno de sus amigos. Explica Tomás Fernández que la jira de Navia ha logrado mantener la esencia de siempre y huir de la masificación que acompaña a otras romerías del Principado como el Carmín o el Xiringüelu. "Esto es más local y por eso nos presta tanto a los de aquí", argumenta. Coincide con esta explicación Cova Pérez, que ayer disfrutó de la fiesta junto a sus dos hijas de dos años, Cova y Claudia: "Hay muy buen ambiente, mucha familia con críos y amigos, se puede decir que es el día grande de los amigos".

Desde primera hora de la mañana el tránsito entre el centro de la villa y el entorno de la playa fue constante. No faltaron atuendos llamativos y los más variados artilugios para portar la comida y la bebida con la que entretener la jornada. Entre ellos destaca "El Mantelín", una especie de carro musical que forma parte de la jira desde hace más de dos décadas. Este año tocó cambio generacional y un grupo más joven de naviegos se ocupó de transportarlo, previa restauración y acondicionamiento. Está equipado con altavoces, luces led y hasta una máquina de humo para garantizar la fiesta hasta bien entrada la noche. "Es una parte importante de la fiesta, anima la zona del pinar y no queríamos que se perdiera", indica Gustavo García. En su grupo había muchos naviegos, pero también invitados foráneos que se estrenaron en la jira. Es el caso del madrileño Carlos Prada:_"Me convencieron para venir y la verdad es que tiene un ambiente estupendo".

Otra peña que no falla en la jira es la "Pape krew", que se llama así en honor al bar donde sus integrantes, todos compañeros de instituto, empezaron a salir. "Es el último día de fiesta, un día muy largo y también el mejor porque nos juntamos todos los amigos", señala Rodrigo Valdés.

Desde el vecino concejo de El Franco se desplazaron Richard Valdés, Francisco González y Diego Martínez, que a mediodía dieron cuenta de un menú a base de filetes empanados y tortillas. La romería les gusta porque es un punto de encuentro de los amigos. Y es que, como dice Ramón Fernández, el naviego que ayer hizo una paella de bogavante en pleno pinar, la jira engancha "por todos los motivos". Ayer, además, les acompañó el buen tiempo y disfrutaron de una de las jornadas más calurosas del verano, para celebrar por todo lo alto los 110 años de historia de esta fiesta.