La "Semana negra", el primero y más importante festival español de literatura de género, se presentó ayer en Gijón como la punta de lanza de la "nueva normalidad" cultural a la que obliga la pandemia por el covid-19. Así lo aseguró su director de contenidos, Ángel de la Calle, y así lo ratificaron la alcaldesa de la ciudad en la que el certamen viene celebrándose desde hace treinta y tres años, Ana González, y el director general de Cultura del Principado, Pablo León. "Volvemos a ser la vanguardia y con esta edición queremos enviar un mensaje: durante diez días seremos la capital literaria del mundo", afirmó el primero.

Desde el próximo viernes y hasta el domingo 10, un centenar de escritores hablarán de sus últimos libros y debatirán en Gijón. Tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA el pasado 20 de junio, la "Semana negra" se ha convertido en el banco de pruebas de los festivales literarios de todo el mundo. ¿Es posible mantener el certamen en tiempos de control sanitario por los estragos del coronavirus? "Queremos demostrar que se puede hacer", aseguró Ángel de la Calle, tras hacer hincapié en los "esfuerzos" de "organización y logística" para salvar la parte literaria y cultural del festival.

La 33.ª edición de la "Semana" abrirá sus puertas el próximo viernes en el Centro Antiguo Instituto. Por primera vez, no se verá la gran noria en el cielo de la bahía. Tampoco las carpas en las que el festival celebra sus actividades. Sí habrá feria del libro, con veinte casetas en la calle Francisco Tomás y Valiente. Y la mayoría de las dependencias del Antiguo Instituto acogerán las exposiciones, presentaciones y debates. El lema de este año es optimista: "A la literatura no la mata un virus".