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La Peñona, lugar de conexión y evasión

La profesora de yoga Lu Fernández ofrece clases al aire libre para acercar a sus alumnas a la naturaleza y para que se conozcan a sí mismas

La profesora Lu Fernández da indicaciones a sus alumnas durante una de sus clases en La Peñona.

"No nos paramos a sentir nada de lo que hacemos. Me refiero a sensaciones como oler la hierba, disfrutar de la brisa o del sonido del mar.", reflexiona la profesora de yoga Lu Fernández, del centro deportivo Espartal de Salinas. "Estamos acostumbrados a un ritmo de vida frenético y la naturaleza nos ayuda a conectar con nosotros mismos", opina Fernández.

Aprovechando el buen tiempo, las alumnas de Lu han tomado cartas en el asunto. "Me propusieron hacer la clase al aire libre y me pareció buena idea", señala la profesora. Ahora su tarima es el césped de La Peñona. Si la climatología lo permite -y en lo que va de verano no parece que tengan queja- este lugar es su punto de encuentro tres días a la semana. "Doy clases los lunes, miércoles y viernes. Dos de una hora por la mañana y otra hora de tarde", detalla la profesora.

"Estar en contacto con la naturaleza es mucho más espiritual", reflexiona una de sus alumnas, Patricia Hurlé, que se muestra "encantada con las clases de Lu" al aire libre.

Si piensan que sus sesiones son solo aptas para expertos se equivocan. "Hay para todos los niveles", señala la profesora. Su ciclo de trabajo atiende a tres semanas en las que comienzan por "algo sencillo y que llegue a todos, trabajando la respiración", la segunda es para "meterse más con uno mismo" y la tercera para "mantener el ritmo y entrar ya con posturas".

Ahora, por la pandemia, sus clases tienen aforo limitado a ocho personas. "Así también podemos ofrecer una atención mucho más individualizada", apunta Fernández. Es una de las razones por las que la monitora nota que "la gente se suele quedar más tiempo y no abandona a la ligera".

La práctica del yoga al aire libre en Salinas es ahora un habitual para Lu y sus fieles alumnas. Con sus clases disfrutan de los pequeños matices que antes pasaban inadvertidos en la rutina diaria. Y un espacio emblemático como La Peñona es su lugar de trabajo. Han convertido este espacio en su sitio preferido para conectar y desconectar al mismo tiempo, al ritmo de Lu y de una disciplina milenaria.

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