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Final de Masterchef en Cangas

El cocinero cangués Pepe Ron enseñó en el confinamiento a sus amigos, que ayer mostraron su pericia imitando el concurso

Al fondo, preparando sus platos, los finalistas Evaristo Morodo, Gil Menéndez y Xuan González, con el resto de participantes y el jurado, ayer, en El Blanco. D. Á.

La cocina se convirtió en el principal entretenimiento y punto de unión durante el confinamiento de un grupo de amigos de Cangas del Narcea repartidos por diferentes puntos del país. Capitaneados por el cocinero Pepe Ron, del restaurante El Blanco, las videollamadas a la hora del vermú para hacer más llevadero el encierro se transformaron en momentos de aprendizaje ante los fogones. Un acercamiento a la cocina que ayer volvieron a recordar reuniéndose en El Blanco para recrear una final del famoso concurso de televisión "Masterchef".

El grupo de amigos que se conectaba a las videollamadas sumaba 17 personas y entre ellos escogieron a los tres que demostraron tener mayor destreza y mucho interés por aprender. Así Xuan González, Gil Menéndez y Evaristo Morodo se enfrentaron en un duelo de cocina ante sus compañeros, sometiéndose al veredicto del jurado compuesto por Pepe Ron, Salvatore Recupero y Manuel Álvarez.

"Todo empezó con las videollamadas, yo estaba en la cocina y se interesaban por conocer las recetas así que comencé a hacer una lista de compra y al día siguiente hacíamos el plato, cuando finalizó el encierro y todos estábamos sanos pensamos que había que celebrarlo", explica Pepe Ron, que se siente orgulloso de ver como amigos que no sabían nada de cocina ahora demuestran destreza y ha podido transmitirles amor por la cocina.

Vestidos con sus chaquetillas blancas, los tres finalistas tuvieron que romper el hielo sorprendiendo al jurado con un plato de elección libre. Sus elecciones fueron un ceviche de lubina, patatas revolconas con panceta y pulpo y antojitos de pito caleya con pico de gallo sobre una rapa. Luego fue el jurado el que marcó el cocinado haciéndoles replicar tapas elaboradas en El Blanco y finalizaron con una prueba de destreza en la que tenían que demostrar su habilidad a la hora de hacer frixuelos.

Los participantes reconocen que esos momentos en la cocina sirvieron para hacer más llevadero el encierro "que pesó mucho" y también para mantener unido al grupo de amigos y con buen humor.

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