La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LOQUILLO | CANTANTE, ACTÚA MAÑANA EN EL CENTRO NIEMEYER

"Los poetas no se eligen, forman parte de nuestras vidas"

"Hay que dar la cara por los músicos, técnicos y empresarios del sector en una economía bajo mínimos; durante el estado de alarma la cultura ha sido la gasolina del confinamiento"

El cantante José María Sanz, "Loquillo". E. P.

José María Sanz es "Loquillo" para el pueblo en general. En esta encarnadura es en la que vuelve a Avilés. Lo hace mañana, jueves, en la plaza del Niemeyer (22.30 horas), dentro de la programación cultural del Ayuntamiento de Avilés. "Loquillo" va a salir a escena junto a Gabriel Sopeña, ambos entregados a poemas de autores tan heterogéneos como el asturiano Antonio Gamoneda o el italiano Cesare Pavese. "Loquillo" contesta a las preguntas de LA NUEVA ESPAÑA a través de un cuestionario enviado por correo electrónico.

-Le puso música en los noventa, por ejemplo, a Gamoneda y a De Cuenca. ¿Qué acercó tanta distancia poética?

-En mi caso solo fui la voz de unos poemas musicados por Gabriel Sopeña. En los dos primeros discos "La vida por delante" y "Con elegancia" abrimos el abanico a todo el arco de poetas contemporáneos y clásicos del siglo XX que nos apetecían. En sus inicios, a principios de los años noventa, el proyecto con Gabriel pretendía recoger una tradición clásica de la música popular española y llevarla a nuestro lenguaje musical, sin prejuicios. Solo actuaríamos en teatros para diferenciar el personaje que interpreto como estrella de rock.

-Con "La vida por delante", De Cuenca era secretario de Estado de Cultura o director de la Biblioteca Nacional. ¿Dónde vio, en esas condiciones, que había material para hacer rock?

-Luis Alberto de Cuenca es Premio Nacional de Poesía. El disco "Su nombre es el de todas las mujeres" data de 2011, cuando ya no era secretario de Estado ni director de la Biblioteca Nacional. Luis Alberto llegó a ser letrista de varios de los éxitos de "La Orquesta Mondragón" junto al que fuera mi productor Jaime Stinus. "Europa", el poemario de Julio Martínez Mesanza, quien también es Premio Nacional de Poesía, y que teníamos que estar grabando si no llega a estallar la pandemia, es una de las obras cumbre de la poesía española "fin de siecle". Mesanza ha sido responsable de varios centros del Instituto Cervantes en el mundo.

-¿Cómo es su mano a mano con Gabriel Sopeña?

-Gabriel y un servidor nos tomamos el tiempo suficiente para trabajar juntos. Gabriel es vicerrector de la Universidad de Zaragoza y yo en mi otra vida soy estrella de rock. En casi treinta años, hemos hecho cinco discos juntos, incluidos la banda sonora de "Mujeres en pie de guerra" y el directo en Madrid, y el sexto que está por venir: "Europa" de Mesanza.

-¿Cómo se elige al poeta al que hay que dar voz? ¿Leía usted, leía Sopeña, leían juntos?

-Los poetas no se eligen, forman parte de nuestras vidas y nos acompañan en nuestro crecimiento personal. Otra cosa es el envoltorio musical, según el poema y su temática. Atxaga nos llevaba al "Graceland" de Paul Simon; Brel al Lou Reed más setentero, por poner dos ejemplos.

Mesanza y su épica pueden llevarnos a guitarras elevadas: va a ser interesante. De todas maneras me gustaría encontrar con el tiempo a qué pueden sonar Cioran o Manuel Machado...

-Por un poner, ¿qué tiene que ver Pavese con Benedetti?

-¿Y Brel con Vázquez Montalbán, o Atxaga con Brassens, o Gil de Biedma con Mauricio Aznar; Juan Mari Montes con Aute, o Mesanza con Luis Alberto de Cuenca? "That's life"...

-Hay canciones suyas donde la sombra literaria es enorme. ¿Salen solas?

-En mi otra vida como estrella de rock español, las canciones surgen de la colaboración con mis compositores, en "Memoria de jóvenes airados", el músico asturiano Igor Paskual y la directora de documentales y escritora Susana Koska.

-Imagino que no mola tocar en estas condiciones víricas. ¿Está encontrando alguna ventaja?

-La gira "La vida por delante" es un gesto de resistencia frente a la realidad cultural que vivimos debido a la pandemia. Ahora más que nunca hay que dar la cara por los músicos, técnicos y empresarios del sector en una economía bajo mínimos. Gabriel Sopeña y yo tenemos un compromiso con el oficio que representamos, sabemos a qué nos enfrentamos y conocemos nuestra responsabilidad. Durante el estado de alarma la cultura ha sido la gasolina del confinamiento, la música su banda sonora. Representamos el 4% del PIB y miles de puestos de trabajo.

-Antes de "La vida por delante" estuvo "El último clásico", y en el medio la pandemia. ¿Así fue que retomó una idea de veinticinco años de historia?

-La última gira de poesía contemporánea fue entre 2011 y 2012. Han pasado ocho años y estábamos a pocos meses de grabar "Europa" de Mesanza y me pareció perfecto retomar el personaje junto a Gabriel y los músicos que me acompañaron en la grabación del directo en Madrid en el teatro Coliseum: Alfonso Alcalá, Laurent Castagnet y Josu García. Una cosa llevó a la otra. La gira de mi otra vida había quedado aplazada por la pandemia. Jamás se me hubiera ocurrido rebajar mi repertorio de rock español a la categoría de "acústico". Aquí somos gente seria.

-¿La música es una buena forma de vida después de todo?

-Quítame el aire y moriré.

Compartir el artículo

stats