Brocheta de pan, queso y dulce de manzana; helado de arroz con leche y compota; marcadores para los vasos de sidra con la forma de la fruta y un aperitivo de morcilla y trozos de manzana. Son solo algunas de las novedades acogidas con gran éxito este año en el tradicional "mercadín" de la Fiesta Natural de la Sidra de Gijón. Bajará definitivamente la persiana esta noche, a las 22.00 horas, como cierre a un festival que tuvo que renunciar a su escanciado en Poniente y su degustación en la Plaza Mayor por la crisis del coronavirus. Sí se celebrará, sin embargo, la entrega del premio "Elogio de Oro" a la mejor sidra, otra cita típica del festival. La decisión se fallará también hoy, a las 14.30 horas, en el Jardín Botánico.

Las nuevas modas de esta edición se sumaron a los imbatibles "clásicos" del mercadillo, a los que tampoco les faltó público. La ginebra y el vermut de manzana de la destilería "El Molín del Nora", casadielles de la confitería "Colón", el sorbete de sidra de la heladería "Islandia" y las rosquillas y tartaletas de la confitería "Llambionaes" Xixón" se mantuvieron dignos competidores frente a los "novatos" citados al principio. "Llevábamos mos dos días vendiendo y la ginebra ya estaba agotada, de 100 personas que prueban, 95 acaban comprando" cuenta Verónica Díaz, propietaria de la destilería.

Esta familia de licoreros lleva participando 21 años en el mercadillo, y ha conseguido hacer de su vermut y ginebra de manzana un valor seguro, capaz de combatir el "efecto covid" con el mismo éxito de cada verano. " Sigue visitándonos gente que solo viene al mercadillo para comprarnos vermut o ginebra. También notamos entre los turistas cómo permanece el factor sorpresa, siempre se extrañan al ver nuestros productos y nos preguntan sobre sus particularidades", relata Díaz. Ambas bebidas fueron creaciones de su padre, pensadas exclusivamente como producto para el mercadín de la sidra. Desde entonces consiguen sumar clientes incluso entre los menos aficionados al vermut. "El aroma final a manzana atrae a muchos", confiesa la propietaria.

El puesto de "El horno de la abuela" comparte nueva localización con los alcoholes de manzana. Ambos se reubican este año en la Plaza Mayor -los puestos se concentraban en los Jardines de la Reina, pero este año no estaban garantizadas las distancias de seguridad-, en la que notan "más atención por parte de turistas", según afirma Laura Martínez, trabajadora del obrador ovetense. "Hay muchos productos que de primeras chocan y siempre hay alguno que pregunta 'pero esto, ¿cómo es que lleva manzana?', pero luego cuando explicas la excusa del festival a todos les pica la curiosidad", detalla la repostera. A sus apuestas más arriesgadas, como las tortillas mexicanas rellenas de manzana, les acompañan ventas de sus productos habituales como la gelatina o el té helado de la misma fruta.

Sobre el cambio de localización también opina la artesana Vicen Sanz. La ceramista gijonesa ya participó otros "5 o 6 años " en el festival y le apena no estar en el muelle, "aunque el Ayuntamiento da mucho juego". La fiebre de la manzana resulta visible en un puesto en el que solo se acierta a ver la silueta de la fruta protagonista; pendientes, relojes, cuadros, imanes, alfileres y pulseras en forma de manzana abarrotan la mesa. Este plantel acompaña a sus famosos marcadores para vasos de sidra, unos distintivos de silicona que se pegan al cristal. Es un producto cotizado a la alza para evitar contagios. "Se vendieron bien estos días, sobre todo a turistas", afirma Sanz. No obstante, y aunque note las mismas "ganas de comprar" en los clientes, echa de menos "más afluencia de gente por el mercadillo, notablemente reducida este año".

Su opinión se comparte en las casetas del Puerto Deportivo, donde se encuentran Iván A. Noval, de la heladería "Islandia", y Natalia Valle, de "Llambionaes Xixón". El propietario de la icónica tienda de helados explica que su negocio "lleva contando con caseta en el mercadín desde su primera edición" y, haciendo un balance comparativo respecto a los últimos veranos , "las pérdidas de ventas se reducen en un 20 o un 25% menos". "No veo miedo, pero veo otra filosofía de compra; porque cuando antes a nadie le importaba hacer cola ahora todo el mundo prefiere tener la precaución de no juntarse", explica el heladero.

En el obrador de "Llambionaes", presente en el festival desde hace 10 años, también echan en falta más ventas y vieron un mercadillo "muy flojo". Las dificultades económicas y la precaución desencadenadas por el virus se han hecho notar, pero no impidieron que se cumpliese el cometido de la festividad: que la manzana reinase esta semana en Gijón.