Roberto Amor le pone el bajo y la voz al conjunto “La La Love You”, que actúa hoy en la sesión vermú (13.00 horas. Entradas agotadas) del VeSu en la Fábrica de Armas de La Vega, en Oviedo. El grupo madrileño desde que publicase el “El fin del mundo” antes de la pandemia junto a los asturianos “Axolotes Mexicanos” se ha hecho un hueco en las listas de los más escuchados y en los carteles de los festivales de verano.

–El fenómeno viral llegó hace poco más de un año, pero llevan casi 10 en el mundo de la música.

–Como grupo llevamos incluso más de diez años, nos juntamos en el instituto, pero en esos tiempos todavía cantábamos canciones de los grupos americanos que nos gustaban.

–¿Qué es “La La Love You”?

–Pues para la gente es un grupo de pop punk, pero a nosotros no nos gustan mucho las etiquetas porque, cuando te encasillas, la gente se termina quejando de que no cumples sus expectativas. Las etiquetas no definen la esencia del grupo, las entendemos porque en ciertos ámbitos son necesarias, pero a nosotros nos apasiona ser un poco esperpénticos.

–“El Fin del Mundo” ha marcado un antes y un después, ¿cómo han vivido ese éxito que llegó en pandemia?

–Todos estábamos viviendo un auténtico caos, pero nosotros teníamos más éxito que nunca. El tema salió dos meses antes de que empezase todo, a la gente le gustaba, en un concierto en Madrid notamos que el público la cantaba mucho. Sin embargo, cuando se dio a conocer, fue en pleno confinamiento. Lo vivimos de forma extraña, estábamos muy contentos, pero la situación era muy loca.

–Dicen que son “unos eternos adolescentes”.

–No nos sale ser de otra manera, llevamos el mismo estilo de vida que hace un montón de años. Seguimos haciendo el mismo tipo de música que cuando íbamos al instituto, porque era lo que nos gustaba y lo que nos sigue gustando ahora.

–Tienen cita en Oviedo.

–Y muchas ganas. Esperamos que sea un concierto especial, lo estamos preparando a conciencia. Vienen sorpresas. Hay muchas ganas de eventos, conciertos y festivales, llevamos mucho tiempo sin poder hacer nada grande.