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Agosto llena el Camino

Los peregrinos empiezan a tener problemas de alojamiento, lo que ha obligado a varios ayuntamientos a montar albergues provisionales y a algunos caminantes a prolongar sus rutas diarias

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El Camino asturiano, lleno en agosto Irma Collín / Marcos León / Ricardo Solís

Agosto arranca con el Camino lleno. Ya hay ocupación del 100% -eso sí, del aforo permitido, mucho menor del habitual- en los albergues del Camino Primitivo, tal como cuentan desde la Asociación de Empresarios del Camino Primitivo. Sus portavoces afirman que han tenido que decir “no” a muchos peregrinos que, al no tener reserva, no encuentran alojamiento. Hasta el punto de que el Ayuntamiento de Allande ha abierto su Albergue Municipal para atener la demanda y el Ayuntamiento de Salas ha habilitado su polideportivo como alojamiento temporal.

Y es que uno de los lugares más frecuentados por los peregrinos es Salas. Su trasiego convierte la plaza de la Campa en una pequeña torre de Babel en la que se mezclan idiomas, intereses, y en el que, sobre todo, reina un buen ambiente lleno de caminantes.

A las dos de la tarde, con el sol golpeando las calles de esta localidad, y con decenas de kilómetros en las piernas, los albergues asturianos son un oasis en medio del desierto. Así lo disfrutaba ayer Ramón Santiago, un caminante de Bermeo, Vizcaya, que descansa junto con su mujer en el albergue Casa Pachón. Se habían juntado en el camino con otros cuatro peregrinos, un sevillano, un italiano y dos barceloneses que les acompañarán en las próximas etapas. Ramón Santiago cuenta que es todo un reto conseguir donde dormir: “Nosotros reservamos hace tiempo, pero está muy mal el tema de los albergues. Hay muchísima gente haciendo el Camino y con la limitación de covid no hay sitio. Hay personas que están haciendo las etapas más largas para encontrar sitio donde dormir”, relata.

Los italianos Francesco Marini y Ottavia Rizzo, delante del albergue La Campa, en Salas. | Irma Collín

Es en la plaza de la Campa donde Nicolás Cuperus regenta uno de las casas para los peregrinos. Ahora se llama “La Campa” , aunque pronto pasará a ser “El Tulipán”. Él es holandés y tras muchos años haciendo el Camino, hace tres que decidió formar aún más parte de él haciéndose cargo de este establecimiento. Cuperus, a estas alturas, tiene todo ocupado. Entre sus hospedados están Francesco Marini y Ottavia Rizzo, una pareja italiana, de Génova, que espera descansar después de un largo día caminando; quieren darse una ducha refrescante y recuperarse con los platos asturianos que sirven los chigres de la localidad.

Hay otros peregrinos que tienen mucha experiencia en el Camino, y ese es el caso de un grupo de ocho andaluces; uno de ellos, José Ignacio Peis, granadino, ya ha peregrinado ocho veces, y en esta ocasión él y sus compañeros han decidido centrarse en Asturias, terminado su viaje en Grandas de Salime. “Lo estamos disfrutando mucho, nos dicen que en las próximas etapas vamos a descubrir la verdadera Asturias”, cuenta Peis muy emocionado.

Peregrinos en el albergue de Oviedo.

Los hoteleros están muy satisfechos. Celia Gobea regenta con su pareja el albergue de Bodenaya, en Salas, y cuenta que “están llamando todos los días”. Su hospedería es “muy familiar, los peregrinos repiten aquí varios años, somos como una familia ‘la familia del camino’ como decimos nosotros”, explica Celia Gobea, que anima a que todo el mundo haga este viaje. “El camino siempre provee. Hay que disfrutar cada paso” afirma.

Porque hacer el Camino de Santiago, sea en la ruta que sea, es mucho más que un viaje. “Al ir caminando conoces la zona, sí, pero es mucho más que eso, es un viaje para conocerte a ti mismo”, asegura José Antonio González, regente del albergue San Martín, en San Martín de Laspra, que además deja una importante recomendación: hacer el camino en solitario “porque no vas a estar solo nunca, en los albergues siempre hay muchos encuentros de peregrinos. Es algo que debería hacer todo el mundo una vez en la vida”, aconseja.

El peregrino italiano Demi Remci en Siero. Inés Gago

El presidente de la asociación EmPrimitivo, y propietario del Hotel Castillo Valdés-Salas, Manuel López, destaca que “es una alegría para nosotros ver peregrinos tras estos meses de incertidumbre que hemos pasado debido a la pandemia. Andando, en bicicleta e incluso a caballo, peregrinos anónimos y destacadas figuras de la interpretación, cantantes o deportistas de élite, nos visitan y quedan maravillados de la belleza del itinerario, la gastronomía, el paisaje o la arquitectura. Todo son alabanzas para el Camino Primitivo”. Así lo siente también Mª José Omaña, propietaria del Café Express en la Plaza de Grado. “En estos días se ve un aumento importante de peregrinos, sobre todo desde este fin de semana. Fue impresionante la gente que tuvimos en el establecimiento y que vimos pasar. La verdad es que todo el sector hostelero y hotelero necesitábamos este empujón. Nosotros llevamos 34 años en la Plaza y nunca habíamos vivido algo así”.

Nekane Nieto, en Oviedo, muerde el distintivo del Camino de Santiago.

Nekane Nieto, en Oviedo, muerde el distintivo del Camino de Santiago.

Los albergues no paran de recibir llamadas. “El teléfono no para de sonar y para muchos no tenemos plaza”, asegura Yaiza Álvarez, del Albergue Casa Ricardo en Campiello (Tineo), al pie del Camino Primitivo que recalca que “es importante concienciar a los peregrinos que planifiquen su viaje y hagan las reservas correspondientes antes de iniciar la ruta, así como cancelar en caso de no llegar a tiempo, anular el viaje o cualquier tipo de incidencia. También hay algunos casos de doble reserva en dos establecimientos en el mismo día, lo que perjudica muchísimo a otros que lo necesitan”.

En el albergue de Siero hacía ayer su parada Demi Remci, de origen italiano y treintañero. En su caso, hacer el Camino es “cerrar un círculo”. La primera vez que lo hizo acababa de morir su padre y atravesaba un “momento personal muy malo”. Entonces, peregrinó hasta Santiago por el interior de Portugal. Cuatro años más tarde, hace el recorrido Primitivo “en forma de agradecimiento”. Comenzó en Bilbao el 23 de julio y llegará a Santiago el 18 de agosto. En la Pola, ya tenía la cabeza puesta en su siguiente etapa: San Salvador de Oviedo. “Este es el punto más histórico”, reconoce. Le está llamando la atención el verde de los prados y el paisaje. “Estoy cansado y me duele un poco un pie, pero motivado. La ilusión por llegar a Santiago es muy grande”.

Una pareja de peregrinos bilbaínos, en marcha por Gijón. Marcos León

Tener tiempo para pensar, una motivación


Alejandro Martínez es de Valencia y ayer había llegado a Avilés. “Hago el camino porque me encanta y por motivos religiosos. Es la tercera vez que lo hago. La etapa del camino de Gijón a Avilés es la peor, sin duda, con carreteras sin arcén, cruzando rotondas por las que está prohibido... El resto de Asturias está bien”. No muy lejos está Christophe Meykiechel, de Alsacia, Francia. “Hago el Camino porque me encanta caminar y relacionarme con todo tipo de gente. Además, me gusta admirar la naturaleza y el paisaje, pero sobre todo tener tiempo para mí, para pensar, es muy importante”. Fue hace 20 años cuando hizo su primer peregrinaje. Ahora dice que “cojo entre dos y tres semanas libres para hacerlo, son mis vacaciones perfectas”.

También en Avilés estaba Valentine Dehem, de Bélgica. “Hace dos años hice el camino francés y quise repetir, por eso estoy haciendo el Camino del Norte. Lo quise repetir para recordar todo lo que aprendí la primera vez que lo hice. Quise tomar distancia con mi rutina y mi vida en Bélgica, quería tiempo para mí y el camino me permitió conocer gente nueva, que me enseñaron que hay un millón de formas de vivir la vida. El Camino no me dio las respuestas que buscaba, pero sí me hizo cambiar mi percepción de la vida y dar importancia a otras cosas”. De Madrid llegó Irina Grebennikova. “Es la sexta vez que peregrino y lo hago porque descubrí que es bueno para la mente y para el cuerpo. Me ayuda a desconectar de la vida real, para mí son unas vacaciones proactivas”.

Peregrinos en el albergue de Avilés. Ricardo Solís

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