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La “varabólica” de yerba: así es la última creación de la artista Mónica Cofiño

La creadora asturiana recupera en los prados del Centro de Arte de la Laboral la tradición asturiana del almacenar alimento para el ganado

Un momento de la construcción de la vara de yerba, con la torre de la Laboral al fondo. ELOY COUCEIRO

Mónica Cofiño, la Xata la rifa, huyó de este mundo, hastiada y agotada de intentar forjar un discurso artístico decidió evadirse, viajar. Así, en su último proyecto se convirtió en astronauta para volar a la luna. Para ese viaje no necesitó las alforjas llenas de millones de Jeff Bezos ni el cohete espacial de Richard Branson, tan solo su intención de alejarse, de desconectar.

Pero esa desconexión no llegó a ser total. Los astronautas siempre están en contacto con la tierra y siempre regresan. Mónica Cofiño ha mantenido ese contacto, esa conexión y ahora lo está plasmando en una intervención en un prado ubicado frente a la Universidad Laboral y el Centro de Arte y Creación Industrial. Una residencia artística en Laboral le permitió mirar al pasado, a esos diez años de la Xata y darse cuenta de que pese a querer, como los niños, ser astronauta, está más apegada a la tierra de lo que creía o desearía. Así que quiso plasmar esa conexión, hacer visible esa antena que desde su evasión la mantenía unida a lo que había dejado atrás. Ahí nació la idea de la “varabólica”, una vara de yerba, icono de la Asturias rural de antaño, que está llena de simbolismo.

Un gaitero en la vara frente al Centro de Arte y Creación Industrial. Eloy Couceiro

La artista, performance y bailarina ha tenido en su última década de trabajo infinidad de colaboradores. Su trabajo ha sido siempre en equipo y no hay más demostración de cooperación entre semejantes en los pueblos asturianos que ir la yerba, con todo lo que supone de comunión en la siega, el atropar, hacer los balagares (esos pequeños montones de yerba ya segada) y poco a poco ir construyendo la vara. Ahí están los ancestros asturianos, con el esfuerzo del trabajo, las conversaciones, la sidra, la música, el baile, la celebración. Y todo alrededor del alimento, que eso es la yerba, alimento para el ganado y por tanto alimento para la familia, para el pueblo. “Y no solo en Asturias, en muchas partes del mudo hay diferentes modos de almacenar la yerba”, apunta Cofiño.

Esa es la antena, la conexión de una mujer que se cree en el espacio exterior pero que en realizas está asentada sobre los pegoyos de nuestros ancestros.

Súmese a eso, a la luna y la tierra, el espacio concreto, el lugar de este planeta en el que se levanta la “varabólica”. Mónica Cofiño pidió el pasado mes de mayo que no segasen el prado del entorno de La Laboral. Era lo más cercano al espacio donde realiza este año la residencia artística. Cuando esta semana se acercó a segar el pasto ya crecido comenzó a hacer fotografías y descubrió mucho más de lo que ella misma había pensado. Quizás era una señal cósmica o tal vez telúrica pero en las imágenes encontró “el tremendo contraste entre la vara de yerba, la grandeza de la Universidad Laboral y su simbolismo franquista y la modernidad del Centro de Arte y Creación Industrial”. Ahí estaba, sin haberlo concebido así un reflejo de la Asturias del último siglo.

 Mónica Cofiño

Mónica Cofiño

Ítem más. Si la antena, o el objetivo de la cámara, gira hacia el otro lado, el simbolismo es el del aquí y el ahora. Ahí están el tanatorio y el hospital de Cabueñes. Poco que añadir en tiempos de pandemia. Espacios de dolor, de rabia, de esperanza y también de esfuerzo colectivo

Mónica Cofiño siempre está en su mundo, ya sea la luna, la tierra o el mar, con su piano acuático, pero al final nunca está donde ella piensa sino donde le llevan sus sensaciones, los ciclos vitales, como el de la hierba que ha de dejarse crecer, segarla, secar y almacenar en esa estructura tan perfecta como es la vara, esa aguja catedralicia de la Asturias rural.

La artista estará este año en Laboral Centro de Arte intentando poner en orden su trabajo de toda una década. Recuperará todo su archivo, con miles de fotografías y secuencias de vídeo. Al final se encontrará a ella misma en todo eso y podrá construir otra cosa, quizás algo tan perfecto como ese almacén de alimento para el ganado que es la vara de yerba.

Y ateniendo a los ciclos de la naturaleza y al impulso artístico, esa vara de yerba servirá para alimentar el arte. El próximo mes de octubre será escenario de algo, solo la Xata sabe de qué.

“Una señora fiesta” en la Asturias vacía

La localidad asturiana de Vegarrionda en el concejo de Piloña acoge un año más el festival “Una Señora Fiesta” que tendrá lugar el próximo fin de semana, desde el jueves 12 al sábado 14 de agosto. El músico asturiano Jerónimo Granda, la gallega Mercedes Peón y la catalana Rigoberta Bandini conforman el cartel de este año. El Festival se celebrará en la finca “la Vilortera”, la entrada es de pago con un aforo limitado a 300 personas y respetando en todos los espectáculos la normativa vigente del Covid-19. Todos los conciertos comenzarán a las 21:30 horas. Y a tan solo unos kilómetros, en la localidad de Infiesto puede verse esos mismos días y hasta el próximo 15 de octubre una original muestra de arte. Se trata del proyecto “Escaparate”, unas trescientas obras de 125 autores de la zona que acudieron a la llamada de la asociación cultural La Benéfica. El objetivo: crear cuatro gabinetes de curiosidades con los que revivir los escaparates de cuatro establecimientos abandonados en la Calle Covadonga.

Detrás de ambas iniciativas se encuentran el artista asturiano Rodrigo Cuevas, Nacho Somovilla, Sergi Martí y las hermanas María y Cecilia González integrantes de la asociación “La Benéfica”.

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