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XXX Fiesta de la Sidra Natural

Una sidra de campeonato

Julián Castañón, veterano lagarero de Quintueles, logra el “Elogio de Oro” en la cita sidrera de Gijón por “el gran frescor” de su producto: “Trabajamos con manzana asturiana”

Por la izquierda, Wilkin Aquiles y los miembros del ji Máximo Villarica, Joaquín Fernández, Miguel Ángel Prieto y Sara Baraja, ayer, en el jardín botánico.

La mejor sidra de Asturias lleva el nombre de Val de Boides y se elabora en el Llagar Castañón, en Quintueles (Villaviciosa). Así lo proclamó ayer el jurado del premio “Elogio de Oro” en el marco del XXX Fiesta de la Sidra Natural. Su creador, el veterano lagarero Julián Castañón, recibió como trofeo una placa conmemorativa del certamen y una escultura de Pablo Maojo. La ceremonia de entrega del galardón tuvo lugar a la sombra del hórreo del Jardín Botánico con la participación del jurado, un notario y Manuel Ángel Vallina, concejal de Cultura. También estuvo presente Yolanda Trabanco, directora de marketing y ventas del lagar Trabanco, que aprovechó la ocasión para reivindicar el producto más emblemático de la gastronomía asturiana. “Cosecheros, lagareros, son muchas bocas las que viven de esto, por eso hay que tener la sensibilidad de proteger la sidra”, afirmó.

Julián Castañón recibe el trofeo de manos de Manuel Ángel Vallina, ayer, en el Jardín Botánico.

Bajo el mismo hórreo se organizaron las catas para elegir a la ganadora de este año. El proceso se dividió en dos, un primer corte en el que seis jueces seleccionaron seis de las veintidós muestras presentadas y se celebró el pasado jueves 26 de agosto. La segunda fase tuvo lugar ayer y cinco jueces profesionales escogieron a Val de Boides como la favorita. Para probar las mejores sidras de la regional jurado tuvo también un echador de premio, Wilkin Aquiles, el ganador del título al mejor escanciador de Asturias de 2021.

Con esta cita se puso broche final a la Fiesta de la Sidra que comenzó el pasado día 21. Al caer la noche, los puestos del Mercadín situados en los Jardines de la Reina y la plaza Mayor, chaparon sus casetas hasta el próximo año.

“El secreto de Val de Boides está claro. Trabajamos bien y lo hacemos con unas determinadas variedades de manzanas asturianas”, afirmó Julián Castañón al finalizar la ceremonia. El llagar que su abuelo materno, Alfredo García Menéndez, fundó en 1938 en Quintueles ya recibió este elogio de oro en el año 2011, con la Sidra Castañón. Ayer repitió la hazaña con un producto que puede presumir de ser la sidra tradicional más premiada, pero al que se le resistía el trofeo de la cita gijonesa.

“El año pasado pensé ‘tenemos que ganar aquí’ pero no me acordé de presentar la muestra”, relató Castañón con una ligera sonrisa. Tendría que esperar un año más para resarcirse del mal trago mientras seguía conquistando victorias como el premio del concurso Consejo Regulador DOP de Sidra de Asturias. Val de Boides se describe como una sidra de aromas y sabor afrutado. Pero lo que seduce a todos los paladares y jurados es “su gran frescor”. Detrás del éxito se esconden cuarenta años de experiencia trabajando en el negocio que aprendió de su padre y que Castañón espera que “su hijo continúe”.

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