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Bellezas a toda costa | Torimbia 1

En Torimbia a veces toca taparse

La gran playa nudista de Llanes enamora a los visitantes de fuera por su apabullante entorno natural, que, aunque no haga buen tiempo, invita a disfrutar de las vistas o de una buena caminata: "Esto no es Benidorm, Asturias es más que sol"

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Así es Torimbia, la playa en la que a veces toca taparse Fernando Rodríguez

Quién en Asturias no ha hecho planes en verano para irse a la playa y al levantarse por la mañana y subir la persiana se ha quedado de piedra al ver llover –o chispear en el mejor de los casos–, encontrarse con un cielo lleno de nubes, quizás niebla y, si cuadra, también con un viento "nordés" que deja la cara y el cuerpo helados. Nadie puede decir que no ha pasado por esto.

Pues bien, esto mismo le ha sucedido al suplemento veraniego de LA NUEVA ESPAÑA que este mismo viernes 1 de julio se estrena e inicia la serie "Bellezas a toda costa" con la que visitará de aquí a septiembre un total de 20 playas elegidas por cien asturianos. Tocó irse hasta Torimbia, en Llanes, pues es la que encabeza el ranking. Y resultó ser que el Paraíso Natural obsequió en el día elegido con un tiempo bastante alejado de la idea que tiene uno para irse, como la Eva María de la célebre canción, a buscar el sol a la playa...

Pero resulta que en Asturias eso de las nubes y el orbayo es algo más habitual que el sol y el calor como se tuerza el verano. Así que en Torimbia, a eso del mediodía, con unos 15 grados y una llovizna constante –que si no obliga a llevar paraguas, sí hace echar mano del chubasquero–, es posible a estas alturas del año encontrarse a bastante gente. Eso sí, más bien de fuera del Principado. Los asturianos prefieren quedarse en casa u otro entretenimiento a la playa en caso de nubes en el horizonte.

"Asturias no es Benidorm, es más que sol", defienden María Jesús Martín y Miguel Ángel del Olmo, una pareja de Ávila que, ante el mal tiempo, optan por darse una buena caminata por la costa de Llanes. "No nos disgusta este tiempo, todo lo contrario. Es esperado cuando se viene a aquí, así que nos conformamos".

Encantados también se muestran los miembros del "Comando Bollullos", cuatro amigos de Sevilla que con sus motos dejaron atrás en su tierra temperaturas que rondan estos días los 40 grados. "Agradecemos esto", aseguran. Eso sí, bien abrigados con sus chupas de cuero de moteros. "Lo que lamentamos quizás es que igual no está para bañarse, pero solo ver este paisaje, verde y tan espectacular, merece la pena llegar hasta aquí".

Lo dicen ante la impresionante vista que desde el mirador del extremo izquierdo de la playa se obtiene de Torimbia, una de las mayores de la costa de Llanes –declarada en su conjunto Paisaje Protegido– y rodeada de impresionante y apabullante naturaleza que, de unos años para acá, se trata de preservar al máximo. Lo primero: coches fuera. Para llegar aquí hay que dejarlo aparcado en el pueblo de Niembro y echar a andar. Media hora como poco.

Merece la pena. Nunca nadie ha dicho que un enclave natural, apartado y tranquilo tuviera fácil acceso. Quizás por su tradicional aislamiento es Torimbia, además, una de las grandes playas nudistas de Asturias. "Aunque aquí conviven en paz y armonía todos. Nudistas y tapados. La gente de fuera hace nudismo; los de aquí, más bien no o fuera de las fechas fuertes. Entonces, depende del día que sea, ganan unos u otros", informan Pelayo Eyaralar y Lucas Castaño, dos socorristas que a diario vigilan el arenal de 11.30 a 19.30 horas (hay un tercero, Roberto García, con el que se turnan). Días como el de marras no tienen mucho trabajo y sí grandes dosis de aburrimiento en algunos momentos de la jornada.

"Más bien esta y todas las de Llanes son tranquilas. En las playas de aquí hay más trabajo sobre la arena, como pequeños accidentes, infartos o cualquier otra cosa, que en el agua", explican. Recomiendan bañarse en Torimbia en la zona izquierda, más segura: "En la derecha están las corrientes más peligrosas". No hay que preocuparse por el viento: "Está muy recogida, pocas veces lo hay fuerte. Nunca molesta".

Vamos a por más fans de los días de playa sin sol, esos que abundan en Asturias. Los alemanes Ulrike y Edith Fischer con su perro "Joyce", dispuestos a disfrutar con él de buenas carreras sobre una arena vacía de bañistas. Un privilegio a estas alturas del calendario. Los madrileños María Ángeles Fernández y Florentino Gómez: "Venimos a Llanes desde que éramos novios. Más de 40 años hace...". Pese al frío no prescinden de escaparse al mirador a ver Torimbia una vez más: "Nos encanta. Solo una pega este año: esas casetas tan feas para el salvamento, parece mentira... Estropean el paisaje que tanto quieren cuidar". Por allí pasa el fotógrafo gijonés Alejandro Martínez, quien prepara un libro sobre la costa asturiana. "No me gusta salir a hacer estas fotos con sol. Un día de nubes y fresco para mi es mejor para perderme a solas por los rincones, mi objetivo".

El carácter nudista de Torimbia disuade de ir a los lugareños: nadie tiene ganas de encontrarse con el vecino en pelota picada. Aun así, tiene mucha historia el arenal entre los de la zona y anécdotas para reír. "Un día un grupo de gente decidimos echar un partido de fútbol: culos blancos contra culos morenos. Y a mí me querían poner de árbitro porque decían que tenía el culo azul", relata un lugareño que, motivos obvios, pide preservar su identidad.

Con y sin sol, Torimbia siempre es una opción para disfrutar del tiempo libre. Eso sí, en ocasiones toca taparse más de lo debido o deseado.

¿Cómo llegar?

Por la autovía del Cantábrico hay que salirse en Celorio o Posada de Llanes y, desde ahí, seguir las indicaciones a Niembro. La carretera cruza el pueblo, en ocasiones, por tramos muy estrechos y complicados. Hay que dejar el coche en el pueblo y caminar.

No perderse

Por supuesto, el amanecer o las puestas de sol desde el mirador de Torimbia, que corona la carretera. Aquí acaba el acceso rodado y empieza el camino a pie. Recomendable un tentempié en el chiringuito, bien recogido justo a la entrada del arenal.

Qué dicen

La pregunta del verano –informan los socorristas– es si se puede llegar al mirador desde la arena, atajando por la ladera izquierda. La respuesta es no: esa senda conduce a la vecina playa de Toranda. El camino de vuelta es el de ida: la pista forestal.

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