Uno de los sonidos más característicos de la playa del Silencio o Gavieiru, nombre original que defienden usar los vecinos de Castañeras y Novellana, es el que hace el mar cuando va y viene, al ritmo de las mareas, al pasar una y otra vez sobre los cantos rodados que la forman, pues apenas tiene arena. Quien por allí pisa lo hace sobre un pedrero o "xorragal", como los llaman allí, de unos 500 metros de longitud, formando una concha gracias a sus imponentes acantilados. Es una playa de una belleza abrumadora y salvaje, con una agua color esmeralda que brilla en los días de sol, de ahí que sea lógico y normal que, entre los 20 arenal elegidos, tanto más hermosos como queridos en Asturias por cien personas consultadas por este periódico, se le haya otorgado este tercer puesto tras Torimbia (Llanes), que va en cabeza, y Rodiles (Villaviciosa), que ocupa el segundo lugar.
Se accede a ella desde el pueblo de Castañeras, caminando desde la zona donde se deja el coche, en un parking habilitado al efecto, un acceso que hoy define Carlos Colubi, vecino de Soto de Luiña, como "una autopista en comparación por donde tenía que subir con mi padre cuando, de adolescente, venía con él, por la noche, a buscar pulga para pescar. Bajábamos con 40 o 50 cubetas de plástico. Cuando las teníamos las subíamos en calderos de zinc por un escarpado camino cargados hasta arriba, recuerdo que dejábamos el coche bajo un hórreo en Castañeras"- Después de 50 años, volvió Colubi con este periódico a reencontrarse con una playa que le conquistó desde niño. "¡Sigue siendo maravillosa!", exclama.
Para José Ramón Martínez Pérez, Gavieiru no es un recuerdo bucólico aunque la aprecie y valore incluso mucho más que aquellos que la ven por primera vez. "Nosotros íbamos a la mar para poder comer, era nuestro sustento. En invierno bajamos a la playa a por oricios, a allá por los sesenta. Mi hermano fue el último pescador que tenia allí la lancha. Iban a la langosta a remo, como mi padre. Recuerdo bajar yo con un caballo por la noche llevando las nasas. Entonces estaba todo aquello lleno de andaricas".
Un fecha que no olvidara nunca es el 7 de marzo de 1966 cuando su hermano Evelio, con 21 años, y su compañero de pesca, Angelín, de 32, fallecieron ahogados cuando iban a percebes entre La Sarna y la Sarnina, unas peñas del islote Cogolla, que forma parte de la playa del Silencio.
Gavieru, que debe su nombre a la notable presencia de gaviotas en sus escarpados acantilados, no cuenta con ningún tipo de equipamiento y no tiene, por tanto, tampoco servicio de socorristas, de ahí que, aún siendo muy conocida y visitada por los amantes de la naturaleza, no se trate de un lugar masificado para tomar el sol como sucede en las playa de arena fina. En marea baja se conecta con otra zona conocida como El Riego, un paraje que se ubica a continuación de esta playa y que, ya en Novellana, se conoce como La Caladoira. Allí existe una antigua caseta que, según recuerda José Ramón Martínez, construyó "hace muchos años Macario, un vecino de la zona".
Llaman poderosamente la atención todas las peñas y rocas marinas que, como esculturas trabajadas por el oleaje y el viento, conforman el paisaje de esta playa del occidente Asturias. Desde La Cogolla, Las Botas, Prieto y l´Óleo, en el propio acantilado, como algunas que están en la mar como El Candanón, Gueyo-Culu, Las Gamallas, La Maserona, La Sarna y La Sarnina, por citar apenas algunas que, sobre todo en atardeceres de sol, invitan a pintarlas y fotografiarlas una y otra vez.
Víctor Manuel Fernández, vecino de Novellana y miembro del grupo de montaña "La Chiruca" y gran conocedor de todo este entorno, recuerda que están señalizando un tramo de ruta costera que "en principio sale de Oviñana y estamos intentado llegar hasta Cudillero y hasta la playa del Silencio. En total son unos 12 kilómetros", explica. Al tiempo, anima a quienes gusten de este tipo de actividad, a recorrer las rutas señalizadas en el concejo.
Cómo llegar
En sentido Galicia y circulando por la A-8 hay que coger la salida 441 para continuar, en un breve tramo, por la N-632 hasta el pueblo de Castañeras, a la que pertenece esta playa. En la zona existe un parking para dejar el coche y acceder a pie.
No perderse
Bajar caminando hasta la playa, porque es un espectáculo desde que se descubre y por eso hay que disfrutarla desde todos los ángulos. Sin nubes, desde allí se pueden contemplar atardeceres espectaculares. Y, por supuesto, escuchar el "silencio" del mar en Gavieiru.
¿Qué dicen?
Cuenta José Ramón Martínez que Gavieiru también tiene un tesoro dejado por los moros en el Riegu. "Se dice que había una piedra con una herradura arriba, la levantaron y la tiraron al mar. No lo encontraron. Será que no cavaron lo suficiente y ahí sigue", dice con fina ironía.