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Aventuras, humor, amor y rock and roll

La saga del dios del trueno vuelve con "Thor: love and thunder", con mezcla de géneros, estética de cuero y canciones de "Guns n’Roses"

Un fotograma de la película.

Thor se ha convertido, por el momento, en el personaje con la franquicia independiente más longeva (cuatro entregas) dentro del universo Marvel. Seguramente nadie habría apostado por él cuando apareció en la shakesperiana y multicolor película de Kenneth Brannagh en 2011, pero lo cierto es que, sobre todo en estas últimas dos partes dirigidas por Taika Waititi, el personaje ha conseguido reinventarse y alcanzar una nueva dimensión gracias a una mezcla explosiva de humor, imaginación visual, fantasía y aventuras cósmicas.

Si en Thor: Ragnarok el cineasta apostó por la psicodelia y el pulp, en esta ocasión, en Thor: love and thunder, la estética (incluso en el look de Chris Hemsworth, con su chaleco de cuero y melena) nos remite al rock de los años 80 y 90, con las canciones de los Guns n’Roses como leitmotiv musical (entre ellas "Sweet child of mine", "Wellcome to the jungle" y la orquestal "November rain").

Eso sí, en ambas películas encontramos el mismo espíritu juguetón, la misma necesidad de hibridar géneros, de hacer converger ideas disparatas y darles un sentido, de forma en que todo cabe, desde cabras gigantes voladoras (protagonistas involuntarias de la función) a Matt Damon interpretando a Loki en un teatrillo infantil.

Thor: love and thunder se situaría después de los acontecimientos que tuvieron lugar en Vengadores: endgame. Thor (Chris Hemsworth) se encuentra sumido en una crisis existencial. Ha perdido su casa, a su familia y amigos, a su martillo Mjolnir y su batalla con Thanos. Se une a los Guardianes de la Galaxia, pero sin el ímpetu de antaño. Está deprimido y fondón, y solo aparece cuando es estrictamente necesario. Eso sí, cuando deja de meditar y coge su hacha Rompetormentas para ayudarlos en alguna misión, se convierte en un auténtico espectáculo en acción. También se acuerda mucho de su relación con Jane Foster (Natalie Portman) y la echa de menos. Pero sus días de retiro y melancolía pronto llegan a su fin, sobre todo a partir del momento en que hace su aparición, Gorr, un nuevo villano que tiene como misión vengar la muerte de su hija matando a todas las deidades, razón por la que recibe el sobre nombre del Carnicero de los Dioses. Para Waititi, este personaje encarnado por Christian Bale, es uno de los antagonistas más potentes de Marvel, porque puedes empatizar con su enfado, con su pérdida y su tristeza.

Además de tener que lidiar con el temible Gorr y su ejército surgido de la profundidad de las sombras, Thor también se topa con una sorpresa por el camino, la aparición inesperada de su exnovia Jane, que ahora empuña su querido martillo y que se ha convertido en un trasunto de él mismo en mujer guerrera. Así, Jane, se transformará de científica a superhéroe, pero su motivación es profunda y trágica.

El universo cinematográfico Marvel también ha intentado evolucionar en esta película en el aspecto técnico, convirtiéndose en la primera que emplea (en cine) la pionera herramienta en efectos visuales creada por Industrial Light & Magic que fue antes puesta a prueba en la serie The mandalorian y que se encarga de envolver a los actores en un entorno 360º digital, en vez de situarlos frente a una pantalla verde o azul y minimizar los efectos en la fase de posproducción. Para los actores ha constituido un avance fundamental a la hora de interpretar.

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