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Marea de fe y panderetas en Llanes

Los fieles del bando de San Roque toman las calles en una fiesta que "es pura tradición, de generación en generación"

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En imágenes: Así ha sido el regreso de las fiestas de San Roque, en Llanes Luján Palacios

Una pareja de turistas franceses observaban este martes boquiabiertos en Llanes el paso de una marea de colores y devoción: el más de medio millar de aldeanas y aldeanos con sus trajes de llaniscos y porruanos, pandereta en ristre y siemprevivas en la solapa, para honrar a San Roque en la recuperación de su procesión tras la pandemia. Fue una jornada de multitudes, que empezó en la iglesia parroquial con la misma solemne oficiada por Florentino Hoyos, quien quiso dedicar la homilía a los más pequeños. "A los niños que con tanta alegría habéis ensayado la Danza Peregrina".

Este año participaron 16 parejas de chiquillos, que ya en la misa ocuparon lugar preferente junto a la veintena de pequeños aldeanos que ofrecieron el bollu a San Roque dirigidos por Anusca Concha. Y tras la misa, salió la riada por Llanes, tomada por una procesión que "es pura tradición, pasa de generación en generación y aquí estamos todos", como indicó María Josefa Cué Fuentecilla acompañada de sobrinas, primas, nietas y biznietos: Mar Llaca, María José González, Lucía Vía, María Ángeles González, María Fuentecilla, María Vía, Víctor Vía, Nerea Sánchez, Sofía Sánchez, José Antonio Vía y Ángel Llaca. "Somos una familia muy extensa, llanisca de toda la vida y sanrocuda al máximo", explicaron entre risas. "Ya veníamos en la barriga de nuestras madres".

La procesión finalizó en la plaza de Parres Sobrino con la ofrenda y la Danza Peregrina, entre vivas al santo, al perro y los forasteros y locales. Hubo lluvia y el festival folclórico se trastocó al final. Pero a los sanrocudos no les importa, porque para eso son "el bando invencible".

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