Los científicos tienen una fe ciega en las microalgas. Están convencidos de que buena parte del futuro de la humanidad pasa por ellas, pues serán parte fundamental de la “revolución verde” en pos de un planeta sostenible. Creen a partir de estos seres vivos se pueden obtener alimentos para el ser humano y piensos y aditivos alimentarios para la agricultura y la acuicultura. Además, tendrán cada vez más importancia en el tratamiento de aguas residuales y permitirán producir biofertilizantes y biopesticidas sostenibles y rentables.

La Universidad de Almería coordina el proyecto internacional SABANA para la implantación en la ciudad de un centro de referencia mundial en investigación y desarrollo de la biotecnología de microalgas.

El objetivo de esta instalación es facilitar la colaboración entre empresas y organismos de investigación, para el desarrollo de procesos comerciales basados en microalgas. La iniciativa incluye el desarrollo de diversas tecnologías de producción y evaluación de estos microoganismos para su uso en agricultura y acuicultura.

Más de ochenta científicos de todo el mundo ya han realizado estancias de investigación al amparo del proyecto. Y más de 20 alumnos de la entidad académica almeriense han colaborado con el proyecto y adquirido una formación adicional en diversos campos.

300 toneladas de microalgas y productos derivados al año

Uno de los objetivos es instalar una planta demostrativa de las tecnologías desarrolladas de 5 hectáreas de superficie, con capacidad para producir hasta 300 toneladas al año de microalgas y productos derivados.

Esta planta permite obtener “productos comerciales reales”, que son evaluados para su introducción en diferentes mercados, lo que la convierte en una plataforma de desarrollo para la biotecnología de microalgas en España y Europa.

“Este centro de investigación y desarrollo es un punto de colaboración y aprendizaje tanto para empresas como investigadores y estudiantes. Se trata de un centro abierto a la participación en nuevos proyectos, iniciativas empresariales, cursos formativos, etcétera”, destacan sus impulsores.

De momento ya se ha creado un centro de entrenamiento para profesionales y estudiantes, se imparten cursos de diferentes niveles, y se ha creado un servicio de acceso online a la información generada durante el proyecto.

Frutas y hortalizas más sostenibles y seguras

En el centro colaboran y trabajan día a día expertos de todo el mundo en campos tan diversos como la biología, ingeniería, informática, agricultura, acuicultura, así como empresarios. Creen que las microalgas ayudarán a solucionar «muchos problemas» al ser humano.

El objetivo del proyecto SABANA es obtener al final del mismo nuevos biofertilizantes y biopesticidas alternativos a los productos químicos actualmente utilizados en la agricultura, que permitan no solo obtener mejores frutas y hortalizas sino que éstas sean “más sostenibles y seguras para el consumidor y el medio ambiente”.

En el mismo sentido, se pretenden desarrollar procesos de producción de microalgas que puedan ser posteriormente incorporadas en los piensos de acuicultura para reducir el uso en los mismos de harinas y aceites de pescado, que son cada vez más escasos e inseguros por el agotamiento de los recursos pesqueros.

“La biotecnología de microalgas puede así contribuir a la mejora de la calidad de nuestros alimentos y sobre todo al aumento de su sostenibilidad, y por ende a la salvaguarda de nuestros recursos y al cuidado de nuestro medio ambiente”, apuntan los investigadores.

Una de las singularidades de esta “biorrefinería de microalgas” almeriense es que para el desarrollo de estos seres vivos solo se utiliza agua marina y nutrientes de aguas residuales. El objetivo es lograr un “proceso de desperdicio cero”, sostenible tanto ambiental como económicamente.

Menos emisiones de gases de efecto invernadero

Sus impulsores afirman que la biorrefinería proporciona una solución para tres problemas clave actuales en la Unión Europea (UE): “Mejora de la seguridad y sostenibilidad de la producción de alimentos en la agricultura y la acuicultura; problemas de contaminación por diseminación y escasez de nutrientes (fósforo); y minimización de las emisiones de gases de efecto invernadero a partir de desechos (aguas residuales y gases de combustión).

El proyecto SABANA fue aprobado por el programa de Investigación e Innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea, bajo el tema “Demostrando un océano de oportunidades”. Está financiado por la Unión Europea, dentro del programa “Blue Growth”, centrado en el uso sostenible de los recursos marinos.

Tiene un presupuesto de 10.6 millones de euros y cuenta con la colaboración de empresas como FCC Aqualia y Biorizon Biotech de España, Agrícola Italiana Alimentaria y el Consorcio Italiano de Biogás de Italia, y GEA WESTFALIA de Alemania. Además, participan otros grupos de investigación italianos, alemanes, checos, húngaros y españoles.

El proyecto SABANA tiene como objetivo desarrollar un nuevo concepto integrado de biorrefinería, no solo restringiendo la utilización de biomasa como materia prima, sino también considerando todo el proceso desde la recuperación de nutrientes de las aguas residuales (carbono, nitrógeno y fósforo) hasta los productos finales, como compuestos valiosos o toda la biomasa de microalgas, aptos para su aplicación en agricultura y acuicultura.

Web del proyecto SABANA: http://www.eu-sabana.eu/

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