Un estudio de la Universidad de Zaragoza sobre las ceremonias de rogativas o ritos para intentar cambiar la meteorología cuando ésta no es favorable ha permitido conocer las más de 3.500 sequías que han tenido lugar en 153 localidades de 11 países en los últimos 650 años.

La sequía que sufre, por ejemplo, España (repetición de la que azotó la Península entre 1993 y 1996) no es un fenómeno extraordinario porque se repite cada 20/25 años en el conjunto de España.

Fernando Domínguez Castro, investigador en la Universidad de Zaragoza, ha liderado el trabajo de un grupo internacional de climatólogos en la iniciativa InPRo (International Propluvia Rogation database), que, tras la consulta de una ingente cantidad de documentación histórica, ha recopilado más de 3.500 fechas de celebración de rogativas por la falta de agua en 153 localidades de España, Francia, Portugal, Italia, México, Guatemala, Ecuador, Perú, Argentina, Chile y Filipinas.

«Las fechas de estas celebraciones tienen un gran interés para la reconstrucción del clima del pasado, ya que indican cuándo una población estaba sufriendo un déficit hídrico importante», destaca Domínguez, según informa la institución académica en una nota de prensa.

El investigador del programa de captación de talento de la Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (ARAID) del Gobierno de Aragón desarrolla su labor en el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio y del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) de la Universidad de Zaragoza.

«Sin duda alguna, esta información es de vital importancia para entender mejor las sequías y su variabilidad a largo plazo y entender el clima del pasado y poner en contexto el clima presente y futuro», afirma.

En la mayoría de las religiones se celebran ritos para intentar cambiar la meteorología cuando ésta no es favorable para el desarrollo de las actividades humanas: intentar que llueva en épocas de sequía, que deje de llover cuando se prevean inundaciones, templar la temperatura en olas de calor o frío, o para desviar tormentas y evitar que afecten a poblaciones, cultivos o ganado.

«En concreto, en la religión católica existen unos ritos específicos para combatir la sequía, las rogativas propluvia, que podían ir desde unos simples rezos en la iglesia hasta procesiones multitudinarias a lugares de especial veneración», apunta Domínguez Castro.

Su celebración debía ser solicitada formalmente por los ayuntamientos y ser aprobada por la Iglesia, en un proceso burocrático que dejaba registro en diferentes archivos, explica.

Además, según comenta, era frecuente que las rogativas se celebrasen de manera continuada, hasta que el déficit remitía, lo que permite estimar la duración de la sequía. En función de los datos, es incluso posible evaluar la extensión de la sequía cuando varias localidades celebraban rogativas simultáneamente.

El exhaustivo estudio de rogativas en archivos históricos, tanto eclesiásticos como municipales, ha permitido constatar, por ejemplo, una sequía «especialmente intensa» en el caso de Aragón que tuvo lugar en 1680 cuando se celebraron rogativas en varias localidades de Aragón -Jaca, Santuario de San Úrbez, Yebra de Basa y Zaragoza, apunta el investigador.

Dos años más tarde, en 1682, se encuentran importantes sequías al otro lado del Atlántico, en México, Guatemala y Ecuador. Otro episodio relevante ocurrió entre 1779-1781 con importantes sequías por toda España durante todo el periodo, pero también en Portugal (Lisboa, Oporto, Évora, Beja) y en el norte de Italia (Padova).

La primera celebración recopilada data de 1333 y las últimas son previas a 1950. Esta base de datos acaba de ser publicada en Scientific Data, una revista del grupo Nature y puede consultarse en el visor web http://inpro.unizar.es/, donde es posible acceder a todos los datos recopilados por este grupo internacional de científico.

La sequía es una anomalía transitoria que se caracteriza por la escasez temporal de agua, en comparación con el suministro normal, en un período de tiempo dado (una estación, un año, o varios años). La sequía es recurrente del clima y depende del suministro y la demanda de la sociedad y el medio ambiente. Las sequías difieren según la magnitud, duración, intensidad, ecosistemas y actividades del ser humano.

Las causas de una sequía involucran factores naturales y antropogénicos. Origen natural: debido a modificaciones en los patrones de la circulación atmosférica, las variaciones en la actividad solar y los fenómenos de interacción entre el océano y la atmósfera. Origen antropogénico: el calentamiento del planeta actual se atribuye en cierta medida a las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la degradación ambiental (deforestación, degradación del suelo y desertificación) y la alteración de los sistemas ecológicos naturales.

Tipos de sequías

Sequía meteorológica: se produce cuando existe una escasez continua de precipitaciones pluviales. La escasez de precipitaciones se relaciona con el comportamiento del sistema océano-atmósfera, donde influyen tanto factores naturales como factores antrópicos. La sequía meteorológica está vinculada a una región específica, ya que las condiciones atmosféricas son muy variables de una región a otra.

Sequía hidrológica: se produce cuando los cursos de agua o los volúmenes embalsados se encuentran por debajo de lo normal durante un plazo temporal dado. Puede demorarse meses o algún año desde el inicio de la escasez pluviométrica o no llegar a manifestarse si las lluvias retornan al poco tiempo. La sequía hidrológica también puede producirse por los cambios de uso del suelo causantes de escasez de agua en el ciclo hidrológico.

Sequía agrícola o hidroedáfica: es el déficit de humedad en la zona radicular necesaria las necesidades de los cultivos. No es posible establecer umbrales de sequía agrícola porque la cantidad de agua difiere para cada cultivo. Por ejemplo, en zonas de cultivos de secano va ligada a la sequía meteorológica con un pequeño desfase temporal.

Sequía socioeconómica: es la afección de la escasez de agua sobre las personas y las actividades económicas. La creciente presión de la actividad humana hace que cada vez sea mayor la incidencia de la sequía socioeconómica, destacando las pérdidas económicas crecientes.

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