La Piedra del Sol, uno de los símbolos más importantes de la cultura mexicana, es quizá la pieza más emblemática de la colección que alberga el Museo Nacional de Antropología de México. Este gigantesco monolito redondo en cuyo centro figura el rostro del dios solar Tonatiuh y que incluye motivos que parecen ser un resumen de la compleja cosmogonía azteca ocupa un lugar privilegiado en el espectacular edificio erigido en 1964 en el Bosque de Chapultepec.

El pasado y el presente se unen en este inmueble que muestra el legado arqueológico de los pueblos que habitaron México antes de la Conquista, así como la diversidad étnica del país, un verdadero tesoro de la humanidad reunido en 24 salas de exposiciones.

Desde la bulliciosa avenida Paseo de la Reforma, el visitante que accede a este templo del conocimiento no sólo se alimenta de la cultura prehispánica y de la de los pueblos indígenas actuales, sino que también, gracias a su original y cuidado diseño, el espacio museístico ofrece jardines y pasillos donde disfrutar de un plácido descanso contemplando, igualmente, reproducciones de algunas esculturas expuestas en las distintas salas o reconstrucciones arquitectónicas de sitios arqueológicos destacados.

En total, 44.000 metros cuadrados cubiertos y 35.700 de zonas abiertas ofrece al público este museo cuyo elemento identificativo es una escultura de Tláloc, el dios del agua, imagen cuyos rasgos se caracterizan por marcados círculos alrededor de los ojos y grandes colmillos.

Para conocer y disfrutar del Museo Nacional de Antropología de México es conveniente disponer de tiempo, ya que se trata de un lugar de vastas dimensiones, con muchas salas y un amplio número de piezas en cada una de ellas. Para apreciar sus detalles se requiere calma y tranquilidad. Las prisas no favorecen la visita; por ello, en caso de carecer del tiempo suficiente para realizar un recorrido completo, es aconsejable seleccionar las salas que puedan despertar mayor interés y dejar el resto para otra posible ocasión, si es que se presenta. Mejor poco y bien que mucho y mal.