Tiene Rinlo el encanto de los pequeños pueblos de pescadores escondidos entre las rocas, a resguardo del inquieto mar Cantábrico. Pero además esta diminuta villa marinera perteneciente al concejo de Ribadeo, en Lugo, tiene fama de trasegar buen marisco y pescado en la zona.

De hecho, Rinlo se ha hecho un hueco en la agenda de muchos asturianos que, ocasionalmente, viajan a la vecina comunidad gallega a disfrutar de una rica y contundente comida en el popular restaurante de la Cofradía de Pescadores.

La entidad pesquera es una de las más antiguas de España (cofradiaderinlo.com). El arroz caldoso de marisco es el plato estrella, a unos 30 euros por persona. Antes de ir más vale llamar y reservar, pues es difícil encontrar mesa sobre la marcha. Mucho menos en esta época.

Antes, para abrir boca, o después, para bajar la comida, es obligatorio un paseo por el pueblo. Apenas supera los 250 habitantes repartidos en un puñado de casas. El núcleo tuvo su origen -cuentan que hace unos 500 años- como puerto ballenero, cuyas instalaciones son aún visibles. En verano es muy agradable pasear por el puerto, atravesarlo y subir por la cuesta que hay enfrente del pueblo y que ofrece una visión de conjunto. En invierno, un día de lluvia y frío, Rinlo gana, si cabe, en belleza, si bien hay que tener cuidado si el mar está agitado.

Desde Oviedo, el viaje puede llevar tranquilamente dos horas. Hay que ir por la autovía (algunos tramos en el litoral asturiano aún no están acabados) hasta Ribadeo, donde se toma la carretera nacional 634, de la que posteriormente parte un desvío hacia el diminuto Rinlo, cuya ubicación apartada del resto del concejo le ha valido a lo largo de la historia la fama de autárquico y arisco.

De camino queda Cadavedo, donde mañana celebran la popular romería de La Regalina. A las once comenzarán a llegar a la ermita -enclavada en un espectacular paraje- los romeros, gaiteros y los carros del país para celebrar la fiesta.