El «broderie anglaise» -el clásico troquelado inglés- se extendió por Europa en el siglo XVI, y desde entonces ha sido un fiel aliado de vestidos y blusas de niñas. Esta temporada las delicadas blondas saltan a las pasarelas de las marcas de lujo, que las incorporan a cuellos estilo bebé, puños e incluso vestidos completos.

Especialmente bonitas son las camisas de Louis Vuitton y las faldas de Dolce y Gabbana, sin olvidar los trajes de cóctel de Óscar de la Renta. Lo cierto es que el diseño casi es lo de menos, porque este delicado material luce por sí mismo.

No hace tantos inviernos Miuccia Prada sorprendió con una colección elaborada en guipur. Fue el prólogo de una tendencia que se consolida y que promete aguantar al menos hasta el próximo invierno. Si el secreto de una buena prenda es el tejido con los troquelados, la máxima se cumple con creces.