Cudillero es uno de los concejos más atractivos del occidente asturiano. Si bien es cierto que quien piensa en Cudillero, casi de forma inmediata piensa en su precioso puerto marinero, no menos cierto es que, al interior también cuenta con pueblos y rincones por los que perderse es una aventura gratificante tanto para el espíritu como para el estómago. Caminando por carreteras que desvían la mirada por un concejo donde el paisaje asciende hasta brañas de gran belleza se llega hasta la apacible localidad de Lamuño, a un paso del mar y otro de la montaña, invitando a caminarlo un rato e inclusive a bajar, desde él, hasta la famosa playa de la Concha de Artedo.

Para llegar hasta este lugar donde un 31 de julio de 2009 reabrió sus puertas el bar Cendán gracias a los hermanos José y María del Pilar López García, si se sale de Oviedo hay que ir por la Autovía del Cantábrico (A-8), que va hacia Galicia. Tras pasar cerca de Avilés, y sin entrar, se continúa hacia Soto del Barco. Tras dejarlo atrás se continúa recto hasta encontrar un indicador, a la derecha, de salida de la vía, el 441, que dice «Lamuño. Salamir». En la rotonda hay que tomar la salida 1: CU-6 en dirección a los pueblos indicados.

Una vez en el pueblo, y si el hambre aprieta, bueno es saber que allí hay dos jóvenes hermanos que, además de poner ilusión y muchas horas de trabajo en los fogones, también saben combinar la tradición con otras ideas innovadoras que poco a poco van añadiendo a su carta. El alma máter es José Ramón, de 26 años, que desde muy joven se inició en el mundo de la hostelería, primero como camarero y más tarde como ayudante de cocina en un conocido restaurante del concejo, tras finalizar un curso de grado medio de cocina en San Martín de Luiña.

Poco tardó en ser cocinero y, a los 23 años, ya se hizo cargo de este local sencillo y amable, bar de pueblo de toda la vida, que no ha perdido su encanto con los años y que debería ser lugar de visita obligada de los «buscadores de cachopos». Y es que, entre sus diversos platos, cocinan nada menos que tres tipos de cachopos de los que el más espectacular y sabroso es su cachopo de buey (relleno de queso, bacon y setas). Los otros dos son el «Gran cachopo de ternera (relleno de queso, jamón serrano y champiñones) y el no menos curioso y tentador «cachopo de cerdo relleno de picadillo».

Para los aficionados a las parrilladas de carne, el primer sábado de cada mes y para cenar preparan parrilladas completas donde no faltan las tradicionales costillas, chorizos criollos y rojos, pinchos morunos, entrecot, chuleta y churrasco.

Para picar un poco de aquí y más de allá, y contando con la ayuda y buena mano de María Pilar, José Ramón también ofrece en su carta, y entre otros platos singulares, su plato de gulas al ajillo con huevos y patatas; croquetas de marisco, pollo al ajillo o los tortos de maíz con picadillo, queso de cabra y pimientos. De postre, requesón, flan de queso o tarta. Y luego, el cafetín y la sobremesa, en la terraza. A medio camino entre el mar y la montaña.

Cachopo de buey con patatas y pimientos en el bar Cendán, en Lamuño, Cudillero. | ana paz paredes