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Un camino entre pucheros

De restauradora a cocinera

Eugenia García y Eduardo Cofiño presentan en La Posada de Antrialgo, en Piloña, una oferta culinaria en la que se conjugan la creatividad y la tradición

con vinagreta de frutos rojos.

El buen tiempo hace que Asturias, sin duda, luzca más guapa y más tentadora a la hora de caleyarla. Para los que opten por el concejo de Piloña, bueno es saber que en un precioso pueblín llamado Antrialgo, asomado al río Piloña, se encuentra un pequeño y coqueto restaurante donde Eugenia García, que es quien cocina, ha sabido darle a sus platos un toque tan personal como atractivo, pues, teniendo como base la tradición asturiana ante los fogones, también viste sus creaciones con su propio estilo, el que define muy bien lo que se come y se disfruta en La Posada de Antrialgo, establecimiento que regenta junto a su marido, Eduardo Cofiño, este último encargado de atender y asesorar a los clientes que acuden a su local.

No siempre fueron hosteleros. De hecho durante un tiempo vivieron fuera de Asturias por motivos laborales. Ella estudió Bellas Artes y, además de buena cocinera, es también restauradora; mientras que, de regreso a la tierrina y durante varios años atrás, él regentó una tienda especializada en vinos en Gijón, donde vivían. La vuelta al campo, al pueblo, fue siempre un deseo de ambos y así decidieron trasladarse a vivir y a trabajar a Antrialgo, pueblo del padre de Eduardo, y rehabilitar como hotel rural y restaurante un precioso chalet de indianos, de estilo racionalista, mandado construir por un vecino que había emigrado a México y que, sin duda, llama la atención por su curiosa y atractiva fachada. En 2012 dejó de ser hotel y desde entonces es sólo restaurante con servicio de comidas, pues no dan cenas.

"Yo estoy siempre reciclándome. Hice varios cursos formativos cuando decidí ocuparme de la cocina y disfruto haciendo cosas nuevas, aunque siempre con base tradicional. Lo que cocinas es lo que te gustaría que te sirvieran a ti, los dos somos un equipo y la inspiración, a la hora de apostar por lo que hacemos, es de ambos", matiza ella.

No hay menú, pero sí una carta que sorprende en cuanto a lo que ofrece. Por ejemplo, entre sus entradas hay tortos de manzana y foie, ravioli de cecina y mozarella de búfala, ensalada de quesos asturianos con vinagreta de frutos rojos y cornetes de verduras salteadas y salsa de soja y mandarina; arroces como el negro con crema de alioli y el arroz con pitu y ahumado de Pría; lasaña de berenjenas, callos, cebollas rellenas de jabalí, carrilleras de ibérico con crema de patata, nuez moscada y oloroso, pitu con mole y arroz a la mexicana, y lomo de bacalao y vizcaína de ají. Entre los postres, sus espectaculares canutillos crujientes rellenos de crema y los frixuelos con manzana y chocolate. El precio medio por persona es de 25/30 euros. También han incorporado un menú vegano, éste sólo por encargo, con tres entrantes, un primero, un segundo y un postre. Algunos de estos platos son el paté de setas, gazpacho de tomate y manzana, y arroz negro con verduras y crema alioli, por citar algunos.

Con una capacidad para 16 personas, cuando son grupos de más de cuatro personas hay que reservar en el 985707314. También si es el fin de semana. Cierran el lunes por descanso. No tienen servicio de bar. Hay espacio para aparcar.

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